Alguna vez llegó a mis manos un libro muy interesante sobre el arte de la escritura, disciplina en la que los ¨bardos¨ galeses, han hecho gala de haber dado exquisitas plumas que han merecido y continúan mereciendo, toda mi admiración y respeto.

Por eso me apresuro a declarar mi incompetencia. No soy escritor, lo hago solo en ocasiones como la presente e impulsado por la emoción de evocar la gesta de los galeses en nuestra Patagonia, y no por otra motivación.

Hay fechas que dejan una marca en el almanaque de una vida. Acontecimientos que con el tiempo fueron tomando para mí, una dimensión que debería servir de pilar transformador de muchas de las dificultades que atraviesa nuestra sociedad toda.

El 28 de julio de cada año, es una de esas fechas.

Me siento emocionalmente fascinado por todo lo galés y a mis ojos, el ¨Gwil y glaniad¨, la ¨Fiesta del Desembarco¨, es un compendio de metáforas, paradigma, modelo, demostración, construcción, esencia de todo ese legado de mis abuelos.

Por eso escribo sin olvidar que lo que persigue la escritura no es la belleza, sino la esencia misma de lo que nos moviliza, suponiendo que ambas cosas no sean la misma y que el verdadero estilo es casi siempre pariente de la falta de estilo.

Con el tiempo me he dedicado a ilustrar mis emociones, con un conocimiento más profundo de la historia, a través la lectura de obras señeras de autores emblemáticos traducidas al castellano, tanto como las obras de investigadores contemporáneos.

Dos protagonistas de aquel periodo temprano de la colonia insoslayables, dejan una amplia descripción de los acontecimientos vividos, en sendas obras muy conocidas; ¨Crónicas de la Colonia Galesa¨, de Abraham Matthews y ¨Una nueva Gales en Sudamérica¨, Lewis Jones .

Nada diferente a nuestros galeses que  vivieron todas las colonias europeas venidas a este país después de su organización, fruto de la política inmigratoria del gobierno argentino. Pero la colonia galesa en lo que es hoy Chubut, presenta algunas singularidades que no podemos olvidar ni dejar de resaltar.

Todos los inmigrantes compartieron su apego a la cultura de su país de origen, sumaron a ello los enormes esfuerzos para adaptarse a un territorio desconocido y las estrecheces de los primeros tiempos

Sin embargo, en el caso de los galeses en Chubut, se trató de un establecimiento situado fuera del territorio de las 14 provincias que entonces constituían la República Argentina. Esto sin duda debe interpretarse como una situación inédita en la ocupación de la Patagonia.

El arte de escribir sin arte: un respetuoso homenaje a los pioneros galeses de 1865

Es aquí donde quiero resaltar, que de todo lo que he leído, hay algo que regresa recurrentemente a mis pensamientos, y está vinculado a las palabras de bienvenida, dadas por Lewis Jones al contingente de galeses llegados a las costas Patagónicas, el 27 de julio de 1865, aún a bordo del ¨Mimosa¨.

¨Como este año, ya pasó la temporada de preparar la tierra y sembrar, opino que será mejor encarar otros trabajos, que nos darán ganancias inmediatas, lo que nos ayudará a prepararnos para labrar nuestras parcelas a tiempo el año que viene¨.

Es difícil imaginar, si el optimismo de este discurso fue ingenuo, pero luego supe, que en todo caso se trató del último eslabón de la cadena de ilusiones que tuvieron los colonos antes de enfrentarse a la cruda realidad del destino que los recibía.

Los galeses del ¨Mimosa¨ viajaban para cambiar de estado, sin embargo, una parte de sus historias no embarcó con ellos, permaneció en la Gales natal. Ese vínculo se mantuvo a través de un profuso intercambio de correspondencia, de la que dan cuenta las publicaciones de distinto tono, que ocurrieron en Gales con la demora propia de la distancia entre la Nueva Gales del Sur y el país de origen.

Pero como en todo viaje, los galeses que aquí llegaron, fueron muy distintos de los galeses que habían embarcado ilusionados en Liverpool, buscado lo que allá, se les negaba.

La historia de Gales que cada colono trajo en sus maletas, aparece tan llena de luchas y batallas, creencias y tradiciones que parece más bien un cuento de colosos. Esa historia forjó los anclajes de los esfuerzos que debieron afrontar en estas tierras.

Nunca abandonaron el melancólico recuerdo de los mineros que vivían de la extracción de carbón. La poesía esencialmente ingeniosa y luminosa. Las historias escritas con mágica prosa sobre una trama y una fantasía tan elaboradas como la épica bíblica y como si algo faltara, lo más maravilloso que nunca había existido en estos lares, el canto operístico más impresionante, de sus coros de peregrinos, de voces felices cantando a pleno pulmón en las Capillas que pronto levantaron.

El arte de escribir sin arte: un respetuoso homenaje a los pioneros galeses de 1865

La comunidad galesa supo convivir, trabajar, acordar, resolver sus conflictos superar adversidades, sin abandonar ni apartarse de sus valores inclaudicables.

Ese legado aún perdura. No permitamos nosotros, los descendientes que aquí quedamos, que se pierda.

Sobra decir a esta altura de la nota que: ¨no hay arte más difícil que el arte de escribir sin arte¨. Me queda la tranquilidad de haberlo intentado.

Gwyl y Glaniad Hapus.

Obras consultadas:

¨Crónicas de la Colonia Galesa¨, de Abraham Matthews

 ¨Una nueva Gales en Sudamérica¨, Lewis Jones

¨Memorias de un duro comienzo¨ Cartas y Crónicas de los inicios de la Colonia Galesa del Chubut. Fernando Coronato

¨Y Brut¨ El primer periódico patagónico de Richard Jones Berwyn. David Williams

¨Entretelones y Tolderías¨ de David Williams