Un paseo por el Cielo del Sur, con Néstor Camino
El cielo no es igual en todos lados, y el patagónico tiene una belleza singular. De la Cruz del Sur a las Tres Marías, un astrónomo nos enseña a “prender” el cielo de Esquel.
Tenía que llegar un astrónomo para corroborar científicamente aquello que los patagónicos siempre intuimos: que nuestro cielo es deslumbrante en serio y que con unos pocos consejos y rudimentos podemos desentrañar su funcionamiento.
Los habitantes de este sector del mundo tenemos el privilegio de asistir a escenas nocturnas que quitan el aliento. Toda vez que nos recostamos de noche, rodeados de silencio en medio del campo o a la orilla de un lago y nos entregamos a la maravilla de contemplar, tenemos la certeza de que un cielo muy brillante se nos viene encima.
Foto-Joaquín Camino
Pocos recuerdan que el cielo no es igual en todos lados y que conocer el que nos cobija es un acto cultural. La identidad no solo está en el suelo que pisamos, también podemos levantar la vista. En esta charla con EQS Notas, el Lic. en Astronomía, Investigador independiente y Director del Complejo Plaza del Cielo de Esquel, Néstor Camino, nos ayuda a entender bajo qué cielo vivimos.
Néstor no solo es el único astrónomo de la ciudad, sino también un educador que se puso como misión enseñar a mirar el cielo. Durante todo el año, alumnos de distintas escuelas visitan el planetario que funciona en el Centro Cultural Melipal. En esas visitas aprenden cuál es la perspectiva que nos da nuestro punto cardinal, cuál es el modo singular en que se nos presentan la luna, el sol, las estrellas y los objetos que pasan a diario por arriba de nuestras cabezas, en general desapercibidos. Un mundo fascinante para descubrir.
Pero sin duda, un emprendimiento que dejó huella es el Proyecto Chiron, ganador del premio Bienal 2006 de la Fundación Navarro Viola, y hoy homenajeado por el libro de poesías "Cuando miro el cielo" de Carmen Miguel, que forma parte de una muestra en Melipal. Durante seis años, Néstor enseñó astronomía en forma gratuita a más de sesenta adultos mayores de Esquel, con la premisa de que relataran sus vivencias a los nietos y que el conocimiento viajara de generación en generación: "Mirar el cielo para transformar nuestra visión del mundo" era el objetivo del taller.
"Prender" nuestro cielo
EQS Notas -¿Cómo es el cielo de Esquel?
N.C—Todos los cielos son hermosos, pero la estructura del cielo que podemos ver desde acá tiene mucha más variedad, objetos con color y más brillantes que los que podemos ver en el Hemisferio Norte. Cuando decimos "cielo del sur" estamos diciendo cielo de Patagonia: Bariloche, Tierra del Fuego y Chubut. Con algunas diferencias, en principio vemos lo mismo. Es un cielo muy rico en diferencias de iluminación, zonas oscuras, brillantes. En los hemisferios vemos cielos diferentes, y una parte compartida. Por ejemplo, en España no se ve la Cruz del Sur y en Esquel no se ve la Osa Mayor.
—¿Por qué se da este fenómeno en la Patagonia?
—Es una maravilla por dos razones: la Patagonia no tiene contaminación y después está más alejada de las regiones urbanas iluminadas, que reducen la visibilidad. Este cielo se puede disfrutar pensando lo que se te ocurra o inventando figuras. Eso lo trabajamos con los colegios. Imaginar cosas en el cielo es interesante. Lo importante es no forzar qué tenés que ver en ese cielo. Hay pueblos que imaginaban figuras no uniendo puntitos sino jugando con las zonas claras y las oscuras que vemos, que en definitiva son polvo y estrellas. Ese contraste te permite armar figuras.
Foto-FB Plaza del Cielo
—¿Cuáles son las estrellas o constelaciones que están en nuestro cielo?
—De las estrellas que ya están "hechas", es decir las "históricas" que surgieron de los pueblos dominantes que se expandieron por el mundo, podemos ver todas las estrellas que están en la mitad del cielo (es decir la parte ecuatorial del cielo). En esa parte están todas las del Zodíaco, que dieron origen a la astrología. Y una pequeña banda por encima y por debajo. Podemos ver por ejemplo a Orión, que son las Tres Marías. Son parte de nuestro típico cielo de verano. La Cruz del Sur se ve siempre en Esquel. Invierno y verano. En cambio Escorpio te salta cómodo en invierno. La constelación principal clásica de verano es todo lo que es Las Pléyades o Siete Cabritas; eso yendo hacia el oeste. Es un conjunto donde están Tauro, Las Tres Marías y Sirio, la estrella más brillante del cielo. Venus se ve hacia el oeste, está siempre vinculado a la posición del sol.
"Siempre le digo a los chicos que hay que empezar a encontrar colores en las estrellas. Hasta que no te quedás un rato mirando el cielo no te das cuenta, hay azules, blanco azulados, rojos, naranjas, amarillos. Eso tiene que ver con la temperatura de las estrellas. Podés ver perfectamente que en la zona de la Cruz del Sur hay una enorme cantidad de estrellas brillantes, y zonas de la Vía Láctea, nuestra galaxia, que pasa por la Cruz del Sur, por las Tres Marías y por Escorpio".
—¿Cómo identificamos a la Cruz del Sur y cómo sabemos dónde está el Sur?
—Algunos dudan en identificar entre las cruces posibles la Cruz del Sur. Porque tiene una falsa cruz muy cerca. La cruz tiene al lado dos estrellas muy brillantes que si uno las une parece que te señalan cuál es la verdadera Cruz. Se les llama los punteros de la cruz. Estas dos estrellas son las más brillantes de esta región del cielo. Otro detalle para reconocerla es que la cruz tiene al lado una mancha negra que se llama saco de carbono que tapa las estrellas. La falsa cruz no tiene eso.
"Para medir el punto cardinal sur tomamos el palo mayor de la cruz, no importa en qué posición está. Funciona como si fuese la aguja de un reloj de 24 horas. Todo el cielo pega una vuelta alrededor del eje del cielo una vez en 24 horas. Si tomás el palo mayor de la cruz y lo alargás cuatro veces y media, tenés el Polo del Cielo. La cruz va a estar haciendo como si fuese una aguja siempre apuntando a ese lugar que es un punto quieto del cielo. Ese punto será nuestra latitud geográfica. De ahí tirás la vertical al suelo y es el punto cardinal sur.
—¿Cómo vemos la luna desde Esquel?
-La luna básicamente se ve igual. Lo que cambia es la altura de la luna sobre el horizonte en el mismo instante. Y lo otro es la cara que vemos de la luna según el hemisferio. Para nosotros la luna adentro puede tener un conejo o liebre. Muchos ven a la Virgen María con Jesús en el regazo. En el otro hemisferio la ven al revés.
—¿Qué se puede descubrir en el cielo de día?
—Mirar el cielo de día es una gran tarea de enseñanza de la astronomía. Es lo que hacemos con los chicos en los colegios. Porque no es mirar el cielo si no los efectos de iluminación que produce el sol. Usamos instrumentos para ir midiendo cada instante durante un día y cada día la iluminación es distinta, midiendo las sombras que producen. Se estudia complementariamente a la astronomía nocturna. No mirás el cielo sino el suelo y los efectos de iluminación que hay.
Los objetos que se mueven
"Hay que tener claro que si uno se queda mirando el cielo en una noche de campamento siempre te pasa que se ve algo que se mueve. Lo que no son es platos voladores. Porque hay mucho que se mueve en el cielo de origen natural. Típicamente estrellas fugaces, que son piedritas que pueblan el sistema solar, que viajan a miles de kilómetros por hora y chocan contra el aire de la tierra. Se queman y emiten luz. Cuando dejan de brillar es porque desaparecieron. Si la piedra fuera muy grande, se quema pero no se destruye totalmente, y eso que sobra choca el suelo de la tierra y es un meteorito. La diferencia es el tamaño.
"Lo otro que se mueve son los satélites, que te dan el tiempo de avisarle a otro que los siga. Hay cientos. Miles. Visibles. Hay uno que es el más brillante de todos: es la Estación Espacial Internacional, un satélite tripulado por seis personas que va pasando por distintas regiones del planeta, pega una vuelta al planeta en 90 minutos y va haciendo una especie de espiral que va cambiando. Arriba de Esquel pasa varias veces por día. La vemos de noche, es muy brillante porque es enorme, con más de cien metros. La maneja un consorcio internacional con los países que pueden aportar un astronauta.
"En el cielo no hay cosas extrañas. Son extrañas porque no sabemos mirarlas. Cualquier objeto que está cerca del horizonte, como el aire se mueve mucho más ahí reverbera y titila y si lo ves contra la Zeta por ejemplo, parece que se prende y apaga y desaparece".