En las primeras horas de este martes se supo la noticia de la muerte de Salvador Maximino Ciliberto, más conocido como “Toti”, actor y humorista que se hizo conocido popularmente en ShowMatch, programa que conducía Marcelo Tinelli

 La noticia fue confirmada a Teleshow por su amigo y compañero de escenarios, Larry de Clay, con quien compartió risas, rutinas y noches interminables desde los años gloriosos de VideoMatch. “Estoy destrozado”, sintetizó Larry, quien estuvo hasta último momento junto a su gran amigo.

“Estaba en el hospital Thompson de San Martín y se lo iban a llevar para otro lado para hacerle unos estudios más complejos. No sé qué pasó, por qué no lo llevaron”, agregó Larry, a quien la noticia lo sorprendió en la ruta. “Sé que había tenido un problema intestinal hacía 3 o 4 meses, se descompensó y debieron internarlo. Ayer a la tarde estaba mejor, pero en la madrugada entró en paro”, finalizó consternado.

Murió Toti Ciliberto, actor y humorista de ShowMatch

Fue una muerte silenciosa, pero no anónima. La televisión argentina pierde una de sus caras más queridas, esa que durante los años noventa supo ser sinónimo de carcajada popular. Fue también parte de una generación que aprendió, tal vez a la fuerza, que el aplauso no siempre cura y que el camino de regreso del abismo también puede contarse con humor.

En la cumbre de la fama, Toti Ciliberto era imbatible. Su cuerpo parecía nacido para la exageración del sketch. Su rostro, tallado a medida para la comedia. Su voz, gastada por el cigarrillo y la noche, tenía el tono exacto del absurdo. En 1992, cuando Marcelo Tinelli lo convocó para sumarse al elenco de VideoMatch, su vida dio un giro rotundo. Había llegado a la televisión después de haber ejercido como profesor de educación física, y de haber probado suerte en el Parakultural, cuna del teatro alternativo porteño. Pero fue con Tinelli donde encontró la masividad y el amor del público.

Interpretó decenas de personajes inolvidables. Se disfrazó, gritó, improvisó, cayó al suelo, fue blanco de bromas pesadas. En 1997 llegó a conducir su propio ciclo, Adivina adivinador, donde aparecía caracterizado como un hilarante Riquelme. Luego llegaron participaciones en películas como Vivir intentando con BandanaBrigada explosiva: misión pirata junto a Emilio Disi y Luciana Salazar, y Cuatro de copas con Federico Luppi.

 En 2013, volvió a la pantalla en La peluquería de don Mateo, dirigido por Gerardo Sofovich, y luego encontró un nuevo sentido en el teatro comunitario. Se sumó al proyecto pedagógico de Pepe Soriano en Benavídez y en un espacio de Tigre ofrecía clases gratuitas de actuación. “Más que actuar, les enseñaba a estar bien consigo mismos”, contó uno de sus alumnos.

También encontró en la música otro canal. Con su banda Toti y los Cilibertos recorría escenarios del interior con un show híbrido: rock, humor, testimonio. En cada presentación había un momento sin luces ni efectos, solo él contando su historia. 

Fuente: Infobae