Hace 71 años llegaba la Nonna Cleo a Esquel con un valija llena de ilusiones
Una noche oscura llegaba en La Trochita. Conoció a su marido Gelindo Rossi en Argentina, se habían casado por poder. La luna de miel en la construcción de una escuela y una vida de esfuerzo llena de anécdotas
Personalidades entrañables de la ciudad y protagonistas de la historia local. Historias de esfuerzo y pasión. De nostalgia y trabajo.
El 11 de marzo de 1952 llegaba a la Argentina Cleofe Teresa Poiana, más conocida como la NONNA CLEO en Esquel.
Su familia recuerda la fecha y comparte con amor un reflejo de la vida que desarrolló en la ciudad de Esquel. En EQSnotas.com registramos parte de ese recorrido en una entrevista que conmueve hasta las lágrimas.
Hace 71 años venía a encontrarse con su marido Gelindo Rossi, con el cual se habían casado por poder transferido, ya que Gelindo se había venido a la Argentina, primero a Ushuaia y posteriormente a Esquel.
En marzo de ese año Gelindo fue a Buenos Aires a buscar a su flamante esposa, y llegaron con El Trochita una noche oscura y fresca a nuestra ciudad.
No fue una gran llegada ya que la estación y las calles carecían de iluminación. Había un solo taxi de manera que la espera iba a ser larga, por lo que tomaron sus cosas y llegaron al Hotel Argentino para pasar el inicio de la luna de miel.
Pero las obligaciones laborales no le permitían a su esposo tomarse más días, por lo que Cleofe lo acompañó a su lugar de trabajo, y armó una habitación en la obra en construcción que estaba realizando en la Aldea Escolar.
Culminaba su luna de miel en la construcción de la Escuela de la Aldea Escolar, Trevelin, y como recuerdo de esta anécdota , la Nonna recuerda con emoción el reconocimiento dado por la provincia en el acto de inauguración de las ampliaciones realizadas posteriormente.
Alberga con afecto el recuerdo de una imagen en la cabaña de Cortinez camino al Lago Situación.
Acompañó a su marido a todos los lugares donde iba a trabajar, Epuyen, Cholila, Tecka, etc hasta que sus hijas debieron concurrir a la escuela.
Aprendió a andar a caballo para cruzar el rio Percy, a trasladarse en catango, a construir horno de barro con su marido, a juntar agua en los arroyos.
Siempre con una sonrisa y a pesar de la nostalgia de su Friuli natal adoptó la Patagonia como su casa disfrutando la vida, en las buenas y en las malas.
Fue una de las mujeres que trabajó para poder edificar la Sociedad italiana, esfuerzo que le fue reconocido al nombrarla madrina de la Institución.
Su voz resaltaba junto a otros italianos en los cantos durante las reuniones de colectividad.
Su familia, en este texto compartido por su hija Carla, destaca que "la Providencia Divina. acompañada con el esfuerzo propio, la llevó adelante y hoy a los 71 años de esa llegada reconoce que su decisión no fue errada. Luego de vivir una infancia huérfana, pudo cumplir su sueño y su único deseo: formar su familia.