No hay más tiempo para La Hoya
La situación de incertidumbre sobre el futuro del centro de esquí no puede extenderse más.
Esquel pide definiciones para La Hoya de manera urgente y no tiene más tiempo.
El proceso de concesión del centro de esquí que inició el gobierno provincial en el año 2018, es casi un salto al vacío. Pero que se entienda bien, no porque se de intervención a un agente privado en el negocio, sino porque el apuro en realizarlo para evitar un año más de gerenciamiento estatal, lo único que dejó hasta el momento es un escenario incierto que a esta altura comienza a generar perjuicio.
Los tiempos del estado definitivamente no son los del privado, pero si a eso le agregamos que en la mesa de las definiciones estatales no hay un sólo cordillerano sentado, el tema se complica más. Tampoco se trata de buenas o malas intenciones, sino de conocer a fondo la dinámica de un recurso con potencial real pero desde la mirada de los que entienden.
¿Alguien imagina que desde la cordillera definamos el futuro de las concesiones del avistaje de ballenas? Otra vez, no es una cuestión de intenciones, sino de conocimiento.
Claro está que Esquel tampoco ha tenido reflejos en este sentido. No tuvo en cuenta que el proceso de definiciones se estaba tomando a distancia. No lo advirtieron los representantes estatales municipales, ni tampoco el sector privado.
Lo cierto es que los actores que ahora mismo tienen en sus manos las definiciones no tiene vinculación directa con la ciudad.
"Necesitamos que el centro de esquí funcione esta temporada" expresó Lilia Kinsella. Para los prestadores lo conveniente inclusive para la temporada 2019 es que se avance con una concesión privada, pero en el caso que no prospere es indispensable que el Gobierno provincial sea capaz de desarrollar un plan b de emergencia para atender este invierno.
Lo cierto es que mientras el resto de los centros de esquí están realizando la preventa hace un tiempo, La Hoya quedo atrapada en un proceso impredecible que no permite ni siquiera fijar las tarifas para la temporada .
Lo que esta claro de acuerdo con la mirada de los prestadores es que el sector tendrá un fuerte impacto si no se habilita el cerro. Para muchos no hay más espalda económica para amortiguar el efecto que dejó la mala temporada de verano por el efecto hantavirus, junto a la próxima de invierno. Un representante del sector confió a este medio que no sólo se trata de intentar mantener las puertas abiertas sino también evitar la baja en los puestos de trabajo.
Los procesos son fondo y forma. Y en este caso se intenta resolver 30 años en pocos meses como si los tiempos del estado se pudieran acomodar a gusto. A esta altura la discusión ni siquiera es privado si o privado no. La mirada está puesta en si los procedimientos son correctos o no. No sólo legales sino también legítimos.