Doce años de prisión por abusar de una menor
El imputado estaba encargado de la guarda de la víctima, que era hija de su pareja.
Un hombre fue condenado a la pena de 12 años de prisión por el abuso sexual continuado de la hija de su pareja. El tipo penal de abuso se agrava por tratarse de una víctima menor de 18 años y por el aprovechando la situación de convivencia preexistente y por ser el imputado encargado de la guarda. Por restricciones legales tendientes a resguardar la identidad de la víctima, no puede hacerse pública la identidad del condenado, como es éste caso.
El tribunal de juicio fue integrado por los jueces Fernanda Révori, José Luis Ennis y Darío Martín Zalazar. Los tres coincidieron en la valoración de la prueba que acredita los hechos y la autoría del acusado. El fiscal de la investigación y juicio fue Carlos Díaz Mayer, abogado defensor Marcos Ponce y Ricardo Gonzaga, por la Asesoría de Familia los abogados Miguel Angel Contreras y Cecilia Vallejos, representando en forma complementaria a la menor.
Los magistrados hicieron varias referencias relativas al Abuso Sexual Infantil y sus particulares características, para la ponderación de los testimonios y demás pruebas.
Abuso Sexual Infantil
El ASI se enmarca en un contexto de desequilibrio de poder, donde la vinculación está basada en una posición de dominio, desde la cual el adulto se acerca, se entromete, amenaza o seduce implícita, directa o indirectamente al niño o niña para participación en la actividad sexual, quien, atento su desarrollo cognitivo, madurativo y emocional no está en condiciones para dar un consentimiento respecto de los actos ejercidos sobre él. El niño o niña al acercase al adulto busca atención, cuidado, amor; el adulto que abusa del niño o niña busca satisfacer sus propias pulsiones, que las direcciona sobre él por distintos motivos. Es interesante También destacar para la comprensión de este fenómeno; que en el estudio del ASI intrafamiliar se han clasificado algunas etapas o fases.
El acercamiento inicial: en la que se manipula a la niña o niño, incitándolo a participar en actos como un "juego" o como comportamientos "normales", provocando confusión en la víctima quien queda atrapada en una especie de estado de hechizo, definido como una forma extrema de relación no igualitaria, caracterizada por la influencia que una persona ejerce sobre la otra sin que ésta lo sepa. En esta etapa se observan generalmente tres tipos de prácticas llamadas de efracción, captación y programación. Se crea un vínculo estrecho de confianza, muchas veces se coloca al niño o niña en el lugar de "favorito" en el que se sienten mejores y más queridos que el resto de la familia.
Luego de ello se produce la interacción abusiva: en la que se producen conductas generalmente graduales (tocamientos, caricias) que en etapas tardías llega a la penetración.
Luego sobreviene la etapa llamada de imposición del secreto que instala el ocultamiento y éste el circuito de culpabilización por lo "prohibido", el abusador pide, exige o amenaza directa o indirectamente a la niña o niño para que guarde el secreto de lo que realizan. La adolescencia plantea mayor dificultad para que el abusador pueda sostener el secreto, porque el adolescente comienza con su desapego del grupo familiar y el inicio de relaciones fuera de la familia, por ello comienzan aquí las medidas de restricción y control para aislar a la víctima.
A ello sigue el develamiento. Cuando la situación de abuso se torna insostenible para el niño o niña o cuando los factores externos le ofrecen cierta contención o sirven como disparadores de sus angustias fuertemente reprimidas, intenta salir del circuito o quiebra el secreto. En este proceso puede que el niño se retracte.
La represión del abusador una vez constatado los hechos por algún familiar, es el comportamiento que tiende a ocultar esa situación que puede llegar a ser vergonzosa para la familia. Se trata en algunos casos de evitar la denuncia, por las consecuencias de la misma, el abusador trata de culpabilizar a la víctima, manipula al resto de la familia generando en muchos casos el silencio de los adultos. Las conductas autodestructivas como la prostitución, suelen ser la consecuencia de hechos abusivos sexuales sufridos en la infancia, siendo la misma una conducta autodestructiva, sintomática de una personalidad débil, con valores confusos, asociales, y destructivos a nivel de las relaciones interpersonales".
El perfil del abusador, para tratar éste tema seguiré a la autora Irene V. Intebi, en su libro "Abuso sexual Infantil en las mejores familias", donde señala que existen abusadores intrafamiliares endogámicos o incestuosos que dirigen sus intereses sexuales preferentemente hacia las niñas de sus familias. Suelen haber tenido relaciones sexuales exitosas con parejas adultas. Se muestran mejor adaptados a la comunidad y resuelven adecuadamente sus problemas cotidianos. Desde el punto de vista social, logran mantener una fachada intachable aunque sean tiránicos en sus hogares, dirigiendo y controlando las vidas de sus cónyuges e hijos. No temen manifestar la ira y pueden tomarse, abiertamente violentos. El motivo principal del abuso es precisamente la ira y las víctimas representan sustitutas de sus esposas o de sus parejas. Las conductas sexuales están dirigidas a satisfacer sus propias necesidades, sin tener en cuenta la de las víctimas.
Adónde acudir
Comisaría de la Mujer en El Hoyo: Barrio Valle del Pirque casa 15. Tel. (0294) 447 1399 / 15 4382565
Fiscalía y SAVD Amancay 495 Teléfonos (02944) 471272 / 471273
Comisaría de la Mujer Esquel: Libertad 1009 Teléfono (02945) 450952
Comisaría de la Mujer Trevelin: J. J. Paso s/n (02945) 480684
Fiscalía Esquel y SAVD Alvear 543 Tel. (02945) 451714 / 297 / 578 / 204 - 456520