Helmut Thumann: "Todos podemos ser artesanos"
Cumplió 50 años como artesano y su obra forjó la identidad de la artesanía de Esquel. Para Helmut Thumann, ser artesano no es cuestión de don, sino de persistencia.
No son solo sus manos, grandes y rugosas, con los surcos del tiempo y el oficio, las que dan cuenta del aporte de Helmut Thumann a la producción cultural y artística de Esquel. Hace unos meses cumplió 50 años como artesano, y lleva casi tantos como activo promotor de cultura y docente.
Más allá de su dedicación y técnica impecables, Helmut tuvo la sensibilidad de traducir una identidad a cada artesanía. Sus creaciones son parte del legado cultural de Esquel.
Son inolvidables las coronas y el cetro de la reina del Esquí, con motivos autóctonos; los premios y trofeos deportivos o culturales que entregaban el municipio y otras instituciones; como también la corrección final y plasmado en los primeros objetos del escudo que definitivamente adoptó la ciudad de Esquel, que llegó hasta Helmut en un boceto y reemplazó al escudo original otorgado por la heráldica de Buenos Aires.
Así, la mutisia, la cordillera nevada o las representaciones de los pueblos originarios son sellos distintivos de la artesanía local, que él llevó como una suerte de embajador a ferias y exposiciones del país y el mundo.
Helmut trabaja en grabado, calado o labrado de metales como alpaca, cobre, hierro, bronce, pero también hace objetos en cuero y madera. "Ahora no estoy tomando pedidos porque tengo que terminar el taller, pero a mí la pandemia no me paró" aclara. La obra de su taller está pegada a su casa, donde podrá retomar los cursos que dicta y explayar sus muchas herramientas.
Sus obras son desafíos permanentes, por la diversidad de materiales que utiliza. Ha hecho desde trabajos en hierro forjado para casas, hasta adaptación de letras en árabe a un respaldo de cama; pasando por encargos de objetos para iglesias, escudos de familia, hasta regalos, como los relojes que entregaba el Regimiento a sus oficiales y suboficiales. También, trofeos y distinciones deportivas o culturales. O aquella vez que le encargaron siete gong (instrumentos con sus golpeadores) de metal, con destino a Alemania.
Cada proyecto suele comenzar con un bosquejo o diseño, la selección del material, la técnica a utilizar y el manos a la obra, dándole especial relevancia a la terminación. "Tiene que estar bien hecho del derecho y del revés" explica y lo marca como un distintivo de su trabajo.
"Me inspiran la naturaleza, América, mi familia, me encantan el bosque y sus secretos. Trato de utilizar maderas recicladas, no maderas en extinción o no permitidas. Por ejemplo el asta de ciervo, que uso en algunas piezas, sabemos que la pierden todos los años en la época de brama y les vuelve a crecer" explica Helmut.
Un límite finito entre artesano y artista
De origen misionero, Helmut se crió en distintas localidades de la Patagonia. Aprendió de chico a hacer cajitas yerberas, bomboneras y platos de decoración en el negocio que tenía su papá en El Bolsón. Luego vinieron los estudios en Córdoba y el despegue con su primer taller en Villa General Belgrano.
Llegó a Esquel en 1975 y ya en el año 1997 el municipio reconocía a Helmut por sus objetos de confección "auténticamente artesanal, elaborados unitariamente a mano, con mínimo de maquinaria", y destacaba su "excelente calidad, creaciones exclusivas, diseños y óptima terminación".
Paralelamente a una continua formación en distintas técnicas, que le permitió innovar en un método de grabado que ofrece otra precisión y prolijidad, Helmut también construyó sus propias herramientas y hasta una mesa de trabajo plegable para viajes. Cuando no creaba, dedicó tiempo para recorrer el país como capacitador, expositor en distintas muestras y jurado destacado.
Entre sus menciones y distinciones más importantes, dos veces obtuvo el premio de Selección Nacional para representar al país en el Premio Unesco de Artesanías y el primer premio en la primera edición del salón provincial de artesanías Celestina Currumil.
No obstante la investigación que pone en su trabajo y la enorme plasticidad para pensar diseños en distintos soportes, para Helmut, "todos podemos ser artesanos" como mensaje que siempre intenta transmitir a sus alumnos.
"Hay un límite finito entre el arte y la artesanía, es algo que se ha discutido mucho. Yo lo veo de esta manera: "la primera pieza que yo invento y plasmo en algo, me hace un artista. Cuando empiezo a reproducir esa pieza paso a ser artesano. Pero no hay artes mayores ni menores, nunca se lo he enseñado así a mis alumnos. Tenemos artesanías muy finas y delicadas, otras urbanas y otras que se hacen con alambres. Hay de todo, hay buenas, malas, algunas son manualidades prácticamente, que se hacen por un ingreso. En mi caso vivo de eso, pero también siempre he peleado por el valor del trabajo, porque uno va a la feria y ve por ahí un artesano muy bueno que va bajando su precio para subsitir. Uno lo entiende, pero eso desmerece mucho una artesanía".
Dentro de poco podrán verse dos piezas de Helmut Thumann en la muestra colectiva de arte que se hace desde el 5 de marzo. También está previsto desde la Secretaría de Cultura homenajear los 50 años con una retrospectiva, de la que él va a participar activamente. "En 50 años, tengo piezas desde mis inicios hasta ahora. Y tengo fotografías. Con todo eso, seguramente en Melipal habrá una propuesta que incluya charlas, talleres barriales, en escuelas para hacer un racconto de mis trabajos efectuados también para otros lugares".
Fotos: Juan Balestra