El sol apenas despuntaba sobre la montaña cuando Alejandra, una profesora de historia en Esquel, revisó su celular mientras preparaba el mate. Entre los mensajes de "Buenos días" en el grupo familiar, uno la dejó helada: un enlace titulado “Gobierno local planea habilitar la extracción minera en el Cerro 21”. Hacía eco de rumores que ya se escuchaban en la comunidad, pero verlo en letras grandes y negras lo hacía real, tangible, inevitable.

Alejandra no lo pensó dos veces. Compartió la noticia en su Facebook con un llamado a la acción: “Esto no lo podemos permitir. ¡Defendamos nuestro pueblo!”. Su publicación se volvió viral en cuestión de horas. La indignación crecía con cada nuevo comentario, hasta que por la tarde un grupo de vecinos ya había convocado a una marcha frente a la municipalidad. Pero algo no cuadraba. Cuando un periodista local intentó rastrear el origen de la noticia, descubrió que provenía de un portal anónimo, registrado en el exterior. La supuesta habilitación nunca había sido discutida en el Concejo Deliberante ni formaba parte de plan alguno del gobierno local.

El daño, sin embargo, estaba hecho. Esa noche, Alejandra cerró su celular con una mezcla de vergüenza y frustración. Sentía que había traicionado los valores que enseñaba en clase: el respeto por los hechos, la importancia de la verdad. “¿Cómo llegamos a este punto?”, se preguntó, mientras una voz interior le recordaba que no estaba sola en esa pregunta.

La verdad en tiempos de algoritmos: desinformación, derechos y el impacto de las fake news

La era de las fake news: un fenómeno global, un problema local

El caso ficticio de Alejandra se inscribe en un contexto global donde las noticias falsas han redefinido nuestra relación con la información. La desinformación no es un fenómeno nuevo—basta recordar los panfletos medievales o la propaganda en tiempos de guerra—pero su alcance en la era digital es sin precedentes.

Desde la elección presidencial de Estados Unidos en 2016 hasta la pandemia de COVID-19, las fake news han demostrado su capacidad para influir en elecciones, alterar políticas públicas e incluso poner vidas en peligro. Veamos algunos casos emblemáticos:

1.  Cambridge Analytica (2016): es uno de los casos más paradigmáticos de cómo la manipulación de datos y la desinformación pueden influir en procesos electorales. En 2016, durante las elecciones presidenciales en Estados Unidos, esta consultora británica utilizó información personal de más de 87 millones de usuarios de Facebook para crear campañas altamente dirigidas. A través de técnicas de microtargeting, Cambridge Analytica distribuyó anuncios personalizados y contenidos diseñados para exacerbar divisiones sociales y emocionales en el electorado.

La verdad en tiempos de algoritmos: desinformación, derechos y el impacto de las fake news

2. Incendios en la Amazonía (2019): Durante los incendios masivos en Brasil, imágenes virales atribuían la destrucción al gobierno de Bolsonaro. Si bien la responsabilidad ambiental de su administración es cuestionable, muchas fotos compartidas eran de décadas pasadas o incluso de otros lugares, desviando la atención del problema real.

La verdad en tiempos de algoritmos: desinformación, derechos y el impacto de las fake news

3.  La "plandemia" (2020): En plena crisis por COVID-19, surgieron teorías que afirmaban que la pandemia había sido fabricada para controlar a la población global. Videos virales como Plandemic acumularon millones de vistas antes de ser eliminados, sembrando dudas sobre las vacunas y medidas sanitarias.

La verdad en tiempos de algoritmos: desinformación, derechos y el impacto de las fake news

Estos ejemplos muestran cómo la desinformación se adapta al contexto y explota nuestras emociones más básicas: el miedo, la indignación, el deseo de pertenencia. En el plano legal y ético, obligan a replantear los límites entre la libertad de expresión y la responsabilidad de garantizar una información veraz.

El derecho a la información veraz: una brújula en tiempos de confusión

La Constitución Argentina, en su artículo 14, garantiza la libertad de prensa y expresión, pero también coloca al derecho a la información veraz en el centro del pacto democrático. Este derecho no es solo una cuestión teórica: tiene implicancias prácticas en cómo los ciudadanos participan en la vida pública y toman decisiones informadas.

El problema radica en la velocidad y alcance de las plataformas digitales. Algoritmos diseñados para maximizar clics y visualizaciones priorizan lo escandaloso sobre lo verdadero, amplificando contenidos sin verificar. En este ecosistema, las fake news son un arma poderosa que no discrimina entre comunidades grandes o pequeñas.

En Esquel, donde las redes sociales son un nexo importante en la vida cotidiana, el impacto de una noticia falsa puede escalar rápidamente, como ocurrió en la historia de Alejandra. Por eso, educar sobre cómo gestionar el flujo de hiperinformación al que estamos sometidos constantemente se convierte en un desafío clave para gobiernos, empresas y ciudadanía.

Consejos para enfrentar la desinformación

La lucha contra la desinformación es una responsabilidad compartida. Aquí algunos pasos concretos que pueden tomar:

1.     Revisá la fuente: Antes de compartir, asegurate de que la noticia provenga de un medio reconocido. Si no estás seguro, consultá sitios especializados como Chequeado o FactCheck.

2.     Prestá atención al lenguaje: Titulares alarmistas o escritos en mayúsculas suelen ser indicadores de desinformación.

3.     Buscá múltiples versiones: Contrastar diferentes medios te permite construir una perspectiva más equilibrada.

4.     Denunciá contenido falso: Las plataformas como Facebook, Instagram o X ofrecen herramientas para reportar publicaciones sospechosas.

5.     Promové espacios de diálogo: Grupos comunitarios, tanto en línea como presenciales, pueden servir para aclarar dudas y desmentir rumores.

Algunas recomendaciones audiovisuales para explorar el tema

La desinformación es un tema que ha capturado la atención de la cultura popular y el cine documental en los últimos años. Aquí algunas sugerencias para profundizar en sus causas y consecuencias:

  1. El dilema de las redes sociales" (2020): Este documental de Netflix analiza el impacto de las redes sociales en la manipulación de información y las divisiones sociales. Ideal para entender el rol de los algoritmos en la difusión de fake news.
  2. Brexit: La guerra incivil (2019): Una dramatización de la campaña del referéndum del Brexit, protagonizada por Benedict Cumberbatch, que muestra cómo la manipulación de datos y mensajes influyó en el resultado.
  3. Nada es privado: El gran hackeo (2019): Este documental de Netflix explora cómo Cambridge Analytica explotó datos personales para influir en procesos electorales a través de campañas de desinformación.

4.     Black Mirror (episodio 6° de la tercera temporada: "Odio nacional", 2016): Este capítulo aborda el impacto de las redes sociales y la manipulación colectiva en escenarios ficticios que parecen peligrosamente reales.