Entre lo que comemos y lo que deberíamos comer
Una comparación entre indicadores de la canasta básica alimentaria del Indec y lo recomendado por el Ministerio de salud en términos de alimentación saludable
Con el objetivo de interiorizarnos acerca de nuestros hábitos generales de consumo para, en base a ellos, pensar una política de Educación Alimentaria, nos propusimos comparar los indicadores actuales. Por un lado la Canasta Básica Alimentaria CBA, que refleja hábitos existentes con fines estadísticos, y por otro lado, las Guías Alimentarias para la Población Argentina, GAPA, que pretenden orientar el consumo según recomendaciones clínicas nutricionales.
¿Qué es la canasta básica alimentaria y para qué se utiliza?
La canasta básica alimentaria (CBA) es el conjunto de alimentos y bebidas que satisfacen requerimientos nutricionales, kilocalóricos y proteicos, cuya composición refleja los hábitos de consumo de una población de referencia.
Es utilizado en la Argentina con fines estadísticos y, responde también, a criterios normativos y económicos, ya que se la utiliza como referencia para el cálculo de indicadores socioeconómicos como las incidencias de pobreza e indigencia. La línea de indigencia (LI), (comúnmente conocida como pobreza extrema) procura establecer si los hogares cuentan con ingresos suficientes para cubrir una canasta básica de alimentos, capaz de satisfacer un umbral mínimo de necesidades energéticas y proteicas.
¿Cada cuánto tiempo se actualiza la composición de la CBA?
En nuestro país, esta actualización se lleva a cabo cada vez que se realiza la Encuesta Nacional de Gastos de Hogares (ENGHo).
La metodología actual está vigente desde 2016 y utiliza una canasta básica alimentaria para cada región: Cuyo, Gran Buenos Aires, Noreste, Noroeste, Pampeana y Patagonia, construida a partir de los datos de la ENGHo de 1996/1997.
Actualmente, el INDEC está completando el procesamiento de la última ENGHo, realizada entre 2017 y 2018 para, posteriormente, actualizar las canastas.
¿Es la canasta básica una referencia en materia de alimentación y nutrición?
La definición de la CBA no tiene como objetivo sugerir recomendaciones de alimentación o dieta; es una construcción en base a información proveniente de encuestas, que permite identificar hábitos generales de consumo en los hogares, en función de sus ingresos disponibles.
Por lo tanto la CBA no es una referencia sobre qué debe comer la población, sino una fotografía de lo que compra por mes.
¿Por qué es importante respetar los hábitos de consumo alimentario de la población en la construcción de la canasta básica alimentaria?
La alimentación es un fenómeno complejo, atravesado por múltiples dimensiones (por ejemplo, biológica, económica, sociocultural) que determinan qué comemos, como así también cuánto, cuándo, dónde, por qué y con quién comemos.
La selección de los alimentos y las bebidas que componen la CBA debe respetar los hábitos de consumo de la población y cumplir, al mismo tiempo, con algunos equilibrios nutricionales.
¿Qué comemos? ¿Qué bienes incluye la canasta básica alimentaria?
¿Qué significa tener una alimentación saludable?
Una alimentación saludable es la que aporta todos los nutrientes esenciales y la energía que se necesita para mantenerse sano, en cada etapa de la vida. Además, previene enfermedades como diabetes, sobrepeso y obesidad, algunos tipos de cáncer e hipertensión y favorece el desarrollo y crecimiento saludable de los chicos y chicas.
Gráfica de alimentación saludable
Esta gráfica, diseñada especialmente para nuestro país, hace referencia al consumo de diferentes grupos de alimentos que deberíamos consumir distribuidos a lo largo del día, para realizar, de forma variada y armónica, una alimentación completa.
La gráfica incluye un grupo de consumo opcional (6to. Grupo de color rojo), que no aportan nutrientes esenciales y no deberíamos incorporar en nuestra alimentación diaria: productos ultraprocesados con exceso de azúcares, grasas y/o sal, nocivos para la salud en todas las edades.
10 recomendaciones para una alimentación saludable
1. Incorporar a diario alimentos de todos los grupos y realizar al menos 30 minutos de actividad física
2. Tomar a diario 8 vasos de agua segura
3. Consumir a diario 5 porciones de frutas y verduras en variedad de tipos y colores.
4. Reducir el uso de sal y el consumo de alimentos con alto contenido de sodio.
5. Limitar el consumo de bebidas azucaradas y de alimentos con elevado contenido de grasas, azúcar y sal.
6. Consumir diariamente leche, yogur o queso, preferentemente descremados.
7. Al consumir carnes quitarle la grasa visible, aumentar el consumo de pescado e incluir huevo.
8. Consumir legumbres, cereales preferentemente integrales, papa, batata, choclo o mandioca.
9. Consumir aceite crudo como condimento, frutas secas o semillas.
10. Si se consumen bebidas alcohólicas, hacerlo de forma responsable. Los niños, adolescentes y mujeres embarazadas no deben consumirlas. Evitemos siempre al conducir.
¿Qué deberíamos comer diariamente?
Nuestras reflexiones
Las guías GAPA pretenden ser una guía de alimentación saludable, pero, desde nuestro punto de vista, no consideran algunas realidades:
¿Qué sucede con las personas que, por elección o por recomendación médica, no consumen uno o más productos de origen animal, recomendados con alta frecuencia semanal? ¿Por qué no se elaboran guías GAPA específicas para elecciones alimentarias crecientes, como el vegetarianismo o veganismo? ¿Por qué se incluyen como opcionales alimentos que, en las mismas guías, son tratados de nocivos para la salud?
Aún con todas estas preguntas que nos hacemos, observamos que la distancia entre lo que comemos y lo que sería recomendable comer, según las GAPA, es enorme, sobre todo en cantidades.
De hecho, no tenemos conocimiento de que se realicen campañas o acciones masivas para concientizar y acompañar a las comunidades. Creemos que la política pública en materia de alimentación debería ser clara, eminentemente práctica y sostenida en el tiempo.
Aunque nos ocuparemos del recientemente aprobado etiquetado frontal en una nota posterior, creemos que esta ley debería estar acompañada de fuertes acciones en los espacios comunitarios como escuelas, hospitales, comedores, clubes deportivos y lugares de trabajo. Asimismo, se debería contar con espacios virtuales, ya sea en radio o en televisión, para programas específicos de educación alimentaria y nutricional.