Volver a las raíces y alzar la voz: la historia de Relmu Ñamku, mujer mapuche
A los 21 años Carol Soae le golpeó la puerta a su mamá biológica en Esquel y recuperó su identidad. Hoy es autoridad y referente política del pueblo mapuche.
Creció como Carol Soae, al amparo del amor y protección de sus padres adoptivos, Meir y Shula, dos queridos vecinos de Esquel que nunca le ocultaron su origen mapuche tehuelche.
Para Carol, la sabia decisión de sus papás de vivir naturalmente su adopción fue un escudo protector que aunque no dejó de doler, la fortaleció. Hoy se para frente al mundo reivindicando su identidad y su nombre: Relmu Ñamku, una mujer mapuche y guerrera, referente política en la reivindicación de derechos de su pueblo y otras naciones originarias.
A los 44 años, Relmu es werken (autoridad) de la comunidad Ñamku, es secretaria general del Consejo Consultivo y Participativo de los Pueblos Indígenas que lidera Félix Díaz y vocera de las mujeres indígenas Latinoamericanas. Elige la lucha política como modo de vida para mejorar las condiciones de su pueblo y toda vez que alza la voz por los que no pueden, sana un poquito más su historia.
"Sigo siendo Carol" me dice, orgullosa de su pertenencia a la familia Soae. Accedió a compartir generosamente su historia en esta entrevista donde cuenta cómo fue crecer en una sociedad pequeña y conservadora de los ´80, la reconstrucción de su identidad y su presente de acción política, que pudo desarrollar en plenitud cuando se mudó a Neuquén, una zona donde pesa fuerte la lucha mapuche y donde hoy reside con su compañero y sus tres hijos.
Carol es Relmu
Pasó 21 años de su vida sin poder juntar las piezas de su identidad mapuche. Durante su infancia su origen fue solo eso: una verdad sin rostros ni posibilidad de vinculación por cuestiones legales, y hasta la edad adulta una dolorosa procesión que la acompañó por dentro, hasta que un día fue a golpearle la puerta a su mamá biológica.
EQS: —¿Cuándo empezó la necesidad de saber más sobre tu origen?
RÑ: —En casa me decían "vos sos Ñanco", el apellido de mi mamá biológica. No lo podía comprender mucho, pero me crié con eso. Yo sabía que pertenecía a un pueblo indígena pero no tenía mucha claridad. En mi acta de nacimiento figuro como Alejandra Ñanco. Mi abuela es de Nahuelpan, era esposa de Mariano Antieco, un lonko muy reconocido. Mamá tiene una historia muy dura de desalojo y despojo, ella se terminó yendo a vivir a Esquel con papá y mis diez hermanos. Terminó siendo una mapuche más en la ciudad, sin poder tener su cuestión cultural. En esa época había expresiones del pueblo mapuche tehuelche en Esquel pero no se mezclaban, no estaban a la vista. Toda esa información era una nebulosa para mí.
Mi necesidad era conocer a mamá pero no podía resolverlo. Me acuerdo que a los ocho años me preguntaba "¿y si me viene a buscar mi mamá, qué va a pasar?, ¿y si voy y le toco la puerta?.
EQS: —¿Cómo acompañaban en tu casa este proceso de querer saber más?
RÑ: —Si pude lograr fortalecer algo o si soy parte de una lucha del pueblo mapuche es gracias a ellos (Meir y Shula). Son ellos mis viejos. Mi mamá siempre me contaba qué era el ñanco, un pájaro de pecho blanco y me lo mostraba. En mí fue natural, lo que me transmitieron mis viejos fue lo que me llevó a ser lo que hoy soy. Y eso que sufrí discriminación muchas veces, recuerdo en la escuela los insultos eran "negra de mierda, india".
Yo tenía muchos interrogantes, pero en esto de educarse en un ámbito tan ajeno al mapuche es difícil que surja. Esa es una gran deuda del sistema, yo no tuve acceso a conocer mi cultura, mi idioma. Cuando fui creciendo a los 17 o 18, empecé a entender un poco más. Me fui a estudiar a Córdoba. Hice un año de Biología y terminé haciendo Tecnicatura en idiomas y culturas indígenas. Fue gracias a algunos compañeros de la facultad que me ayudaron. Pude entender y resolver cuando me acerqué a una organización.
Hoy no todos mis hermanos mapuche están compenetrados como estoy yo con la pertenencia mapuche. Son cuestiones de la personalidad de cada uno. Porque tampoco se me presentaba esto de si sos mitad mapuche o no. Esto de que tu identidad la definís a partir de lo que vos decidís. Si tu familia viene del pueblo mapuche y la otra mitad es de Europa está en vos decidir, en tu autodeterminación.
EQS: —¿Cómo fue el encuentro con tu familia biológica?
RÑ: —Tenía casi 21 años y ahí ya tenía las herramientas para decidir conocerlos y me vine a Esquel. Mi mamá Shula me consiguió el expediente de adopción y así fue como les toqué la puerta. Marina Ñanco, mi mamá, vivía en ese momento con papá y mis hermanos. Tuvimos un primer encuentro que fue bueno. Yo era muy impulsiva, me fui con una lapicera y un papel para hacer el árbol genealógico. Mucho no pudimos hacer, porque yo estaba muy fortalecida, pero ellos no...
No estaba en mí preguntarle a mi mamá por qué. No iba para culparla y lo sané. Después de varios años nos volvimos a juntar. Ahora nos vemos siempre, tengo una relación muy linda con mis hermanos. Tenemos amigos en común. Con ellos creamos la comunidad Ñamku, con la que me identifico hoy.
Militar para sanar
"En mi casa nuestra actividad política es constante, la hacemos en familia. Mis hijos, que son mapuche, tengo que hacer todo un trabajo en casa para fortalecer su identidad. Es necesario construir la interculturalidad desde todas las escuelas. Por ejemplo que en las zonas donde hay población mapuche que el mapudungun se enseñe a todos" se ilusiona.
EQS: —¿Por qué elegiste Neuquén para vivir y cómo es tu actividad actual?
RÑ: —Me vine porque acá existe la Confederación mapuche. Conocía a una chica y decidí venir a militar directamente. Yo quería ir con la lucha. El tema mapuche acá está al 100%. Después en 2016 logramos que se creara el Consejo Consultivo de Pueblos Indígenas a través de un decreto. Nadie nos regaló ese espacio, tuvimos que tomar la sede de la secretaría de Derechos Humanos, donde está el INAI. Tuvimos mucho apoyo en aquel momento. Hoy por hoy el consejo depende del INAI, ya no de Derechos Humanos. Son cuestiones políticas. Después, a la hora de asumirme y defender derechos del pueblo mapuche me dieron con un caño. Investigaron el apellido de mis viejos, dijeron que ellos no eran argentinos, que yo no era legítima. Antes era una negra, ahora era de Yugoslavia, de Ucrania...
Uno de los momentos más expuestos y difíciles de su actividad política fue el juicio que atravesó de 2012 a 2015 por tentativa de homicidio junto a otros compañeros de la comunidad Winkul Newen de Neuquén, a partir de un conflicto territorial con la petrolera Apache Corporation, ahora parte de la YPF estatizada, que intentaba explotar el territorio de su comunidad. Durante la resistencia al desalojo, Relmu fue acusada de arrojar una piedra que hirió a la auxiliar del Poder Judicial Verónica Pelayes. Por primera vez, un jurado intercultural la absolvió en un juicio histórico.
Como werken, Relmu este 24 de junio convocó a su comunidad en Cutral Có a celebrar el Nuevo Ciclo Mapuche o Wiñoy Xipantu. "Tenemos este gran desafío que es celebrar un nuevo año mapuche que se inicia en medio de la ciudad, porque podemos decir que el 70% de los pueblos indígenas hoy están en las grandes ciudades" detalla. Cabe destacar que en Neuquén, esta celebración está amparada por la ley que se sancionó en 2011 que establece dos días corridos no laborables para miembros de comunidades mapuche.
Para Relmu, esta fecha es un llamado a la interculturalidad.
EQS: —¿En qué consiste la celebración?
RÑ: — Es el inicio de un ciclo marcado por el solsticio de invierno, donde el pueblo invita a toda la sociedad a renovar su energía en el mismo momento en que la naturaleza también lo hace. El fenómeno de la naturaleza es para todos. Es cuidarla, reflexionar, proteger la biodiversidad. La ceremonia se realiza muy temprano, se espera el solsticio, se hacen comidas, se comparte en familia y en comunidad. Es también promover la cuestión familiar. Hoy por hoy el Wiñay Tripantu es como un acto público donde se anuncian propuestas, estrategias para resolver conflictos, para transformar esta realidad que vivimos los pueblos indígenas, como también acercarnos para reducir las brechas que existen.
EQS: —En estas brechas aparece la noción de que el pueblo mapuche no se siente argentino. ¿Cómo analizás la relación con el Estado Argentino en el sentido de lo que esperan de él más allá del territorio. También están el acceso a la Educación, Salud, y otros servicios esenciales.
RÑ: —Cuando hablamos de nuestra pertenencia a un pueblo nación mapuche, lo que decimos es que el Estado Argentino se fundó posteriormente a la vida de los pueblos indígenas y justamente se creó a través de la usurpación territorial no solamente del territorio mapuche sino de otros que están en todo el país. La misma Constitución reconoce la preexistencia étnica y cultural. Reafirmamos nuestra identidad en base a esta nación mapuche. No estamos hablando de un estado aparte ni separarnos como un país mapuche. Lo que queremos es construir una interculturalidad. Pero para construirla es necesario que el Estado reconozca esta historia.
EQS: —¿Cómo analizás lo que está sucediendo con la reivindicación de tierras en Chubut, por ejemplo la ocupación en el parque Los Alerces?
RÑ: —El territorio es algo medular para los pueblos indígenas. No veo descabellado que una comunidad mapuche se quiera meter ahí. Si el Estado ha entregado tierras a extranjeros siempre. A veces tiene que ver con una cuestión de discriminación. ¿Cuánto poblador hay ahí que no es del lugar originariamente?
En este tema, hay comunidades que aceptan ser reubicadas y otras que no, pero ese es su derecho. Hoy por hoy la ley de relevamiento territorial no se ha resuelto. Tiene que haber acuerdo entre Nación y Provincia. Cuando Nación quiere avanzar, Provincia pone peros y viceversa. Es un nunca acabar. Mi línea de trabajo es incidir en las políticas públicas. Seguimos trabajando en la Ley de Propiedad Comunitaria Indígena.
EQS: —¿Cómo es la conexión entre comunidades mapuche de toda la Patagonia? Están separados aquellos que tienen un fuerte activismo político con las comunidades del interior del Chubut que no reclaman territorios?
RÑ: —Como pueblos tenemos fuerte relación. Las fronteras de las provincias fueron impuestas y eso no hace que no podamos coordinar y trabajar. Lo que sí, por ahí tenemos en cuenta la cuestión jurídica, cada provincia tiene su propia legislación y a veces es más difícil. Pero nosotros nunca pasamos por encima de las autoridades territoriales. Una de mis grandes referentes es la lonko Rosa Ñancucheo, de Lago Rosario, es una persona siempre muy activa y es con quien coordinamos permanentemente trabajos a nivel territorial y político. Pero además, estuvimos presentes con acción política en todos los conflictos territoriales y muchas veces hemos logrado avances, siempre en forma pacífica.