En la madrugada del  pasado lunes el director técnico del seleccionado nacional de fútbol, Jorge Sampaoli en una actitud intempestiva, despotricó ante un agente de tránsito porque le solicitó  a los ocupantes del auto en que viajaba con otras siete personas que  tres de ellos tenían que bajarse y seguir caminando por -simplemente- una cuestión de seguridad. La ley marca que en un automóvil todos deben viajar con el cinturón de seguridad abrochado y el vehículo en que lo hacía el técnico permite solo a cinco ocupantes (hay otras más infracciones que serían fastuoso esgrimir).

Más allá de su disgusto del cual, tuvo que tuvo que ser separado para que no entrara en la agresión al agente público, Sampaoli  emitió improperios hacia el trabajador por todos conocidos "boludo, cobras 100 pesos por mes, gil".

La sociedad argentina ha tenido diferentes reacciones ante este hecho: muchas críticas, algunas defensas, ciertas humoradas pero en su mayoría se percibe un ...como decirlo, "no fue nada".

Y es en este punto en el cual me quiero detener y reflexionar sobre qué nos está pasando a los argentinos, tal vez hemos perdido la concepción de lo que está bien o está mal, bueno en este sentido los acontecimientos de los últimos años en nuestro país parecieran afirmarlo o al menos sustentarlo.

Por otro lado se manifiesta también una conducta de,  el que tiene un cierto grado de poder -en cualquier actividad pública o privada- puede hacer o decir lo que se le antoja y que sus desmanes no son imputables.

Es quizás que perdimos el sentido de la ética o moral, porque en esta especie de anarquía desorganizada en la que parece haber caído la Argentina todo está permitido y avalado por la sociedad: cortar una ruta, hacer piquetes interminables,  amenazas de barras bravas, funcionarios que hacen suyos los dineros de los ciudadanos, medios que deforman los hechos en su información, empresarios que usan sus influencias para sacar beneficios, alumnos que pasan de grado sin aprobarlo, en fin todo es tristemente válido como cruzar un semáforo en rojo y cegar una vida sin culpa.

Más allá de mi visión sobre la capacidad de técnico y de los  valores  personales como apropiados de Jorge Sampaoli para conducir la selección nacional de fútbol, seguramente su actitud será tomada como un desliz (...ojo se nos viene el Mundial y no podemos cambiar de DT dirán) , tristemente esto es lo que  ocurrirá.

Nadie tiene ganas de cambiar el indecente (digámoslo así) status quo que  late y vive en la sociedad argentina, pero a luz vista la Argentina y  los argentinos seguiremos perdiendo confiabilidad interna y es entonces donde les reitero la respuesta de Alfredo Yabrán " el poder es impunidad"... pasaron muchos años y en vez de aprender , desaprendemos.