Perros sueltos o abandonados: ¿Quién se hace cargo?
La situación en Esquel y un complejo abordaje que debe equilibrar sanidad y bienestar animal con tres actores centrales: la comunidad, municipio y asociaciones protectoras de animales.
Por Milagros Nores/Producción audiovisual: Juan Balestra
Perros sueltos, dueños en casa. En Esquel se sigue combatiendo contra viejas prácticas de comunidad pequeña en la que históricamente se ha dejado deambular a los perros y gatos por la calle, hasta que aparecía la perrera municipal y se los llevaba. Pasado un tiempo, o los reclamaba el dueño o eran sacrificados. Con el aumento poblacional llega el perro en jauría o abandonado a su suerte y deja de ser un simpático y solitario animal. Trae mala convivencia entre vecinos y deteriora la sanidad general.
El control de zoonosis tiene el doble desafío de preservar la salud y el cuidado del animal dentro del ejido urbano en un marco de cambio de paradigma, que apunta a la responsabilidad individual y de cuestionamiento al encierro como método eficaz. Esta discusión ya se dio en distintas partes del país y el mundo y es empujada por asociaciones de protección animal.
Estos grupos, formados por voluntarios amantes de los animales, no solo velan por hacer cumplir la ordenanza de tenencia responsable aprobada en abril de 2018; son los que instalaron los dilemas éticos sobre bienestar animal, discutieron el rol de la Perrera y plantearon soluciones en políticas públicas. Hoy, Esquel cuenta con campañas constantes de castración, desparasitación, adopción responsable de mascotas, un censo de perros y gatos que está en marcha y una idea de chipeado de perros para su identificación, que está en proceso.
"En diez años ese control sanitario que se hace con la castración y el registro va a lograr reducir naturalmente el exceso de población de perros y gatos y por ende también el abandono" se entusiasma Patricia Giacobone, la referente de la ex ADA, hoy FADAES (Fundación Amigos de los Animales Esquel). Con ella visitamos la Perrera municipal. Mientras abre el predio, reparte saludos, mimos y comida a los ocho perros que hay en el lugar, que rápidamente se acercan moviendo la cola, felices por el encuentro. Su fundación logró un acuerdo con el área de zoonosis para poder involucrarse en el control y cuidado de mascotas en la perrera.
Si bien el lugar cuenta con cuatro operarios que hacen turnos, FADAES interviene llevando comida, buscando perros para dar un baño o para algún tratamiento de salud. Cuenta con unos 20 voluntarios, responsables de haber transformado el lugar en un espacio digno para alojar a los pocos perros que hoy terminan allí. Cabe recordar que ya no se levantan todos los perros con la camioneta de la perrera ni tampoco se sacrifican por expresa insistencia de esta fundación.
La perrera hoy está acondicionada, el grupo se encargó de desinfectar, aislar cielorrasos, pintar, reparar cuchas y hacer murales para embellecerla. "Mi sueño es que la perrera deje de ser un depósito, una cárcel y comience a ser un centro de rescate para perros, con mayor contacto humano. Cuidarlos, castrarlos y devolverlos a la calle si no tienen reclamo. Yo sé que el perro suelto no es la mejor idea, pero tuvimos apoyo del círculo veterinario sobre esta figura del perro comunitario" explicó.
El perro suelto es una realidad palpable en todos lados. La ordenanza distingue entre el perro comunitario y el perro con dueño que ellos llaman semi-domiciliario. En el primer caso, se trata de un grupo de 20 o 30 perros que está vacunados, castrados y desparasitados y algunos vecinos los alimentan pero están siempre en la calle. El otro caso son perros que los dueños entran solo de noche, para guardianes, pero de día "los dejan a la deriva" señala Patricia. "Hoy, con apoyo de la zona sanitaria 7 estamos haciendo el Censo con 14 voluntarios para saber realmente cuántos canes y gatos hay. Cómo viven, qué edades tienen. Para que nos sirva ese censo tiene que terminarse en un mes y medio" explica Patricia.
#EnVideoEQS explica "que el perro suelto sigue siendo un problema en Esquel".
Uno de los aspectos controvertidos es que la figura del animal comunitario a veces "relaja" a algunos dueños, que terminan soltando a sus animales sabiendo que hay personas que los alimentan y se encargan de ellos. "No es cuestión de que porque uno lo castra lo tiene que soltar a la calle para que moleste a los vecinos, rompa bolsas de basura o se pelee" explica Patricia. Cabe recordar que el perro que se detecta sin dueño tiene un tiempo hasta que se reclama y si no aparece nadie a las 48 horas debe ser castrado y devuelto adonde estaba si su salud es apta.
Con respecto a las enfermedades, Patricia adelantó que "gracias a Dios este año tuvimos un solo caso de hidatidosis. Se ha llegado a tener unos 70 casos por año" y añadió que "tampoco tuvimos rabia. Lo que sí tenemos es un problema de sarna en los perros que deambulan por la costanera, por ejemplo en Lennart Englund". Luego marcó que los barrios con más cantidad de perros sueltos son Ceferino, Cañadón de Bórquez y Baden.
Las campañas de desparasitación y castración sistemática con el quirófano móvil están dando buenos resultados. "Si bien hay mucho abandono, antes encontrábamos tres o cuatro camadas de cachorros por semana, ahora es una por mes. Hace falta seguir castrando mucho más".
Otra de las fuertes campañas de FADAES y otros grupos es la de Adopción Responsable, que logró introducir la conciencia del abandono animal. "Una cuestión que tenemos es que no estamos dando perros para el campo, porque no nos los dejan castrar por una cuestión cultural y tampoco nos dejan que sigamos el rastro del animal. La adopción es con compromiso de seguimiento del bienestar del animal" explicó y luego añadió que "los perros que tenemos para adoptar no están acá en la perrera, los tenemos en distintos lugares. Hay unos 14 que esperan, pero no es fácil, la gente busca tamaño chico, así que hay muchos perros que se van pero terminan de nuevo en nuestras manos".