La magia del teatro adolescente, con Luis Bertero
A punto de estrenar su nueva obra “Tira Tira”, Bertero nos recuerda que el teatro también es cosa de chicos, con resultados reveladores. #EnVideoEQS
Absorbido por los ensayos de la obra catalana Tira Tira, la historia de Álbert, que se estrena en Esquel y por primera vez en el país el 6 de septiembre, Luis Bertero se toma un tiempo para compartir los entretelones de la formación actoral de chicos desde los 9 a los 20 años.
Cerca de cien chicos se suman todos los años a su espacio, asistiendo semanalmente a los talleres "Cosas de Madre"; en tanto los adultos se agrupan en el "Teatro Buenacara". Unos pocos tendrán la oportunidad de actuar en las obras de teatro que Luis presenta al público, el resto de los alumnos se lucirá en una muestra más familiar.
Es fácil anticipar que la energía que irradia Bertero es uno de sus capitales para contagiar el entusiasmo por el arte dramático. Él sostiene que para hacer teatro hace falta "darse el permiso". Una consigna simple, pero que va al hueso.
En esta entrevista de eqsnotas.com este actor, maestro y director, confiesa que su historia con el teatro fue un acto de rebeldía; habla de los desafíos de la formación de adolescentes y adultos y de qué se trata su nueva apuesta teatral.
—¿Con qué nos vamos a encontrar en la obra Tira Tira?
—Vamos a ver a un chico de 10 años que se llama Albert, que trabaja en una fábrica textil. El objetivo que él tiene en su cabeza es comprarse el famoso traje "Piki" que usan todos los famosos y él quiere conseguirlo. El dueño de la fábrica, "el amo", le dice que se va a comprar ese traje el día que haga la mayor cantidad de tiras posibles. Entonces el trabaja, trabaja, trabaja y en ese mundo de fantasía que se arma, sus amigas son las herramientas. La obra tiene una sensibilidad muy fuerte por el tema que trata, pero en clave de humor. Es una obra con canciones, con coreografías, y con personajes que tienen que hacer todo eso con trajes complejos que no son fáciles para el movimiento. Por ejemplo Marcelo (Rodríguez) es una bovina de hilo, hay un martillo, una aguja calva...
—¿De dónde surge la elección de las obras y cómo es el proceso?
—No tienen que ver con temas de moda, o de oportunidad. Elijo un tema que me gusta y si me parece que tengo que contarlo, avanzo. El teatro está para contar historias. Por ejemplo "La Familia Fernández" la elegí porque era un texto de Hugo Midón, que para mí es un prócer en teatro infantil. Y fue un éxito acá. El caso de "Tira Tira", la descubrí en un viaje y compré el material. Y me pasó algo muy cómico que me pasa siempre que digo que soy de la Patagonia, que se abre una cosa mágica. Decidí escribirle primero al autor, Agustí Franch Reche, es un dramaturgo muy conocido y guionista de televisión y me dijo "No conozco la Argentina, jamás pensé que mi obra iba a llegar a alguien allá y menos en la Patagonia. Y el libro sí va a conocer ese lugar que yo no conocí".
Luis revela la gran necesidad de hacer un espectáculo infantil este año. "Venía de hacer "El Viaje", que era de adolescentes con textos de ellos, densos, propios de la adolescencia. Necesitaba presentar otra cosa este año. Lo más que me podés dar para que yo me sienta feliz es el teatro infantil. A veces el ambiente lo considera un género menor. Te dicen que no es la misma preparación. Y a mí me parece que es la misma preparación, hay que tener entrenamiento, esforzarte igual, trabajar igual".
—Cómo definirías el teatro que hacés, cuál es el objetivo que buscás
—No tengo un objetivo. Yo hago teatro. Esa es la definición. Porque es mi pasión y es la manera de contar historias. No me preocupa contar cuál historia, yo cuento historias. Y cuando me preguntan qué mensaje deja la obra yo digo "es lo que cada uno toma de la obra". Las historias que me llegan están bien contadas, de ahí que me interesa hacerlas, pero no te bajo ninguna línea, no me interesa mostrar nada.
Sus comienzos en el teatro, rebeldía y vocación
"Cuando yo estudiaba del ´80 al ´86 no había profesorado en Buenos Aires. Lo único que había era el Conservatorio de Arte Dramático que entraban muy pocos, la mayoría hijos de actores. Además yo tenía otro problema: mis viejos no querían saber nada. Porque cuando mi papá era chico mueren sus papás. Él y sus hermanos (eran 9) quedan a cargo de su hermano mayor, que como se dedicó al arte se desentendió de todos y por eso mi viejo no quería saber nada que yo haga teatro.
"Estudiaba de noche, Licenciatura en Geografía. Entonces yo les decía a mis viejos que era hasta las 23.30, pero terminaba a las 22 y me iba a estudiar teatro en secreto con maestros. Hice eso casi seis años. Después me vine a Esquel y encontré a Norma Trombeta fue era una gran profesora, actriz nacional. Me formé con ella. Después hice capacitación para el profesorado en Rio Negro, pero Chubut no adhirió a ese sistema".
—¿Qué tiene que tener un buen actor? ¿Cómo elegís esos roles para tus obras?
—Tiene que haber una disciplina teatral importante, la actitud frente al espacio, frente a sí mismo, frente al compañero y frente al arte que eligió trabajar. Para mí todos pueden hacer teatro, algunos ya vienen con talento y otros lo tienen que sacar de algún lado, lo tienen que rascar. También tiene que tener una naturalidad en ese rol, más allá de la técnica. Hay una cosa que yo elijo siempre cuando armo un elenco que es "darse el permiso". Pero imaginate tengo entre 80 y 100 chicos en el taller y claramente no pueden estar todos en una obra de teatro. A veces se enojan porque no los elegí. Ellos no lo entienden. Se elige por que va con el personaje, por la actitud y por el compromiso con el teatro. No es lo mismo el chico que viene siempre que el que falta clase por medio, el entrenamiento persiste y evoluciona.
"En este caso de "Tira Tira" les dije que no era fácil. Por ejemplo el que tiene que hacer de martillo. El adolescente piensa "qué van a decir cuando me vean disfrazado de martillo". Es muy difícil componerlo, pero por el otro es muy fácil, porque uno no ve martillos por la calle. Hay un montón de símbolos que uno trabaja con los adolescentes para que ellos se metan en el personaje".
—¿Cómo guiás a los adolescentes para componer los personajes y con qué problemas te encontrás?
—Yo no trabajo con esto de la memoria emotiva, no elijo al actor por la psicología del personaje porque son cuestiones difíciles para sacarle al actor. Yo los trabajo con la historia. Les pido que la armen ellos. Hacemos ejercicios de juegos. Pero también les advierto y trabajo mucho esto de que estamos eligiendo ponernos en una vidriera, van a tener gente que le va a gustar la obra y otra que los va a criticar. Hay que empezar a depurar, limpiar, crecer, madurar.
#EnVideoEQS Bertero responde si la irrupción de las redes sociales cambia la forma de abordar el teatro adolescente.
Más adelante, la recomendación para un adolescente que quiere dedicarse profesionalmente a la actuación:
—¿Cómo ves las propuestas de teatro de la región, y cómo es el público?
—Creo que hay muchas propuestas, y todas diferentes. A mí el público hace muchos años que me acompaña y estoy eternamente agradecido porque me siento reconocido por el saludo, por el aplauso, porque van...El teatro es un acto de fe, tener que ir, cambiarte, prepararte, sentarte en una caja oscura, se apagan las luces, ver qué me van a decir, cómo lo voy a recibir. El público es maravilloso y van muchos al teatro. Yo creo que hay público para todas las propuestas y más.