Hugo De Bernardi: "Para ser artista te volvés un emprendedor"
#EntrevistaEQS Es actor, músico y formador teatral con vasta trayectoria. Hugo De Bernardi cuenta su fórmula para perdurar en el arte a tiempo completo.
Vino y se fue digamos que silbando pero no bajito, porque nunca pasa desapercibido. Una vez más, quedó la estela de su bandoneón flotando en los paisajes que lo vieron nacer, en cada encuentro con familia y amigos y también en un show solista para público muy reducido. Es Hugo De Bernardi, artista de tiempo completo, músico, compositor, actor, formador de actores, ciudadano del mundo y varias cosas más.
Tiene 45 años y ya se percibe en él esa contundencia propia de quienes eligieron dedicarse a lo que aman y construyeron su camino a pura garra, no solo con talento. De tanto tirarse a la pileta, parece convivir cómodamente con ese estado de incertidumbre constante que tienen los artistas. A modo de adelanto aclara que nunca sin un método. Nunca sin un plan.
Su compañía teatral Periplo en Buenos Aires cumplió 25 años y muchos artistas conocidos se tomaron un minuto para celebrar su vigencia en las redes. Con sus miembros fundó además la sala teatral Astrolabio en Paternal, un centro de investigación y producción escénica en el que participa de varios procesos creativos. En la música, una pasión que al igual que el teatro comenzó a desarrollar en Esquel desde chico, forma parte del quinteto Aguas Argentinas, melodías de amor, dicha y quebranto, por nombrar sus proyectos centrales.
Pero Hugo es, ante todo un laburante de la cultura, un emprendedor.
Estamos en el Bar Argentino, donde recuerda que tocó la última vez hace 30 años con uno de los tantos grupos musicales que tuvo de adolescente. El bandoneón regala tangos propios y ajenos, feliz en un día de lluvia. De a ratos, Hugo despliega toda su fuerza expresiva, su elegancia de presentador con toques de humor y deja muy claro que esto de convertirse en actor desde tan chico, seguramente fue inevitable.
EQS: -¿Qué dirías de vos si tuvieras que presentarte?
HdB: -(piensa un rato) Soy una persona muy curiosa, sobre todo en lo artístico, tanto en música como en teatro. Curioso de las técnicas y la investigación, en la búsqueda de cómo expresar lo que me desvela, lo que me inquieta, aquello que me cuesta nombrar, ponerle palabras. Curioso en dar forma a aquello que por lo general me conmueve, que dreno mejor a veces pintando o haciéndolo canción, otras veces en la actuación, en poesía.
EQS: -¿Qué significa Esquel cada vez que volvés: es un lugar solo de reencuentro familiar o te proyectás en un futuro?
HdB: -En la intimidad es un retorno a las fuentes de uno, recordar qué cosas fueron las que me motivaron a ser quien soy. Las amistades, los lugares... Hay un vínculo muy fuerte con la naturaleza, esa relación con el afuera, cuando lo permiten los tiempos irse a la montaña, al lago, eso me impacta. Hace tres años que no venía. Fue como renovar el romance con Esquel y ya estoy pensando en venir en el verano y hacer cosas, cruzarme con otros artistas, volver a tocar.
EQS: -¿Cómo recordás el momento en que decidiste hacer carrera en teatro y música y cómo se vivió en tu familia?
HdB: - Primero cuando te decidís ir a por eso, que decís "voy a ser artista" o quiero hacer música y teatro como fue en mi caso, aparece un abismo y una pregunta enorme. En mi casa todo bien con esa elección. Tuve la suerte de que me dijeran "esto es lo tuyo, hacelo". Entré directo a la Escuela Municipal de Arte Dramático, hice ahí cuatro años, iba también con maestros en forma privada y trabajaba en distintas cosas. La verdad que en mi caso se dio todo muy orgánico, muy fluido. Tuve los dos primeros años el apoyo familiar y un día empecé a dar clases de teatro en una escuela primaria. Ese fue mi primer trabajo. A partir de ahí enseguida me vinculé con el proyecto de Periplo y me sumé, porque eran mis compañeros del conservatorio, con los que nos asociamos y generamos este proyecto que poco a poco fue yendo.
EQS: -Periplo es una compañía de teatro estable. ¿Cómo participás y cómo se sostiene económicamente?
HdB: -Bueno, yo vivo de la pedagogía, de la formación teatral en nuestra sala Astrolabio. El proceso fue hacer un trabajo sistemático, super sostenido en el tiempo, con horarios de fábrica. Empezar a las 7 de la mañana e irse a las 11 de la noche. Hay algo que a la fuerza aprendés en esto o creo que sino salís expulsado, y es la gestión del arte, o la autogestión. Vos sabés que vas a ser autónomo, independiente, y te volvés un emprendedor. Es poner las patas en el barro, el lado oscuro del arte que le digo yo. Preguntarse cómo hago para hacer la producción de un disco, de un concierto y que vayan cien personas. Y ahí empezás a trabajar en la difusión, en vincularte. No es solamente ensayar, tocar y ser un buen artista: entrás en la gestión cultural.
Nosotros tuvimos la locura de comprar un galpón en Villa Mitre que estaba destruido, lo reciclamos todo e hicimos ese teatro. Todo muy de a poco, hoy es una sala que está buenísima. Ahí hay una economía que empezás a generar. Recibís proyectos, hay actores formados que entran en procesos creativos, que se encargan de sostener el espacio con el aporte de una cuota. Y nosotros, cada uno tiene su grupo de formación para dirigir o coordinar con resultados varios, que puede terminar en obra o puede ser una investigación. Pero ahí se genera como una rueda. Empezás a entender que hay un circuito que funciona con reglas propias, con leyes que son de la industria cultural. Hay que leer cosas que a uno capaz no le gustan; observar cómo hacen los referentes que uno tiene. Y por supuesto aprender a encontrar concursos, becas, subsidios a la creación, al funcionamiento de sala, producción de obra... En nuestro caso contamos con muchos apoyos y fondos públicos y estamos en una organización que se llama Grupos Estables de Teatro Independiente (GETI) con los que nos vamos ayudando, entonces se replica el cooperativismo. Otra cosa que ayuda mucho son las giras. Viajamos seguido a Brasil con Periplo.
EQS: -¿Y en la música cómo funciona?
HdB: -Es mucho más difícil, y en mi caso le dediqué más al proyecto teatral. Hace unos diez años empecé más con el quinteto y el trabajo solista. Se puede generar, viajando también, es posible... Yo viajo al exterior hace muchos años. Antes de la pandemia conseguí fechas en Alemania y París y en mis vacaciones me fui para tocar solista con el bandoneón, acompañado de músicas y músicos. Tuve la suerte de viajar a Bonn (Alemania) a un concierto en el consulado argentino, con una cantante uruguaya. Como allá también hay una conciencia sobre el empoderamiento de la mujer, fue todo repertorio de compositoras mujeres, hicimos mucho Tita Merello, Eladia Blázquez. El tema del tango en todo el mundo es que hay uruguayos y argentinos que tocan y viven afuera, entonces siempre hay un bandoneonista, un pianista, un violinista y es alucinante lo que se genera, hay cantantes también. En París lo mismo, paré en la casa de un músico de acá de la zona, de Río Mayo pero que vivió en Esquel, se llama Sebastián Rossi.
EQS: -¿Qué tiene el bandoneón y cómo fue tu introducción en el tango?
HdB: -El tema del tango es algo heredado por mi abuelo y por mi padre. Yo lo veía a mi abuelo cuando era chico que se le llenaban los ojos de lágrimas y decía ¿qué le pasa? Eso es excelente de una obra de arte, porque vos lo que buscás es conmover, mover, transformar al otro, cambiarle por un instante la conciencia. Es transformador el poder que tiene la música, el arte, la poesía, que de golpe se vuelve todo más real, y te das cuenta de que estabas absorbido por la cosa doméstica y los problemas, que si bien somos responsables y adultos, el arte nos recuerda otra parte real de nosotros mismos que a veces nos olvidamos.
Lo del bandoneón, lo que me gusta es la portabilidad y las posibilidades que te da. Es como una pequeña orquesta, tiene armonía, ritmo y melodía. Reúne las condiciones del piano pero lo llevás a todos lados. En mi caso fui al Conservatorio Argentino Galván que estaba en los altos del Café Tortoni, dirigido por Horacio Ferrer, el poeta de Balada para un Loco. Era sobre estilos tangueros y ahí sí elegías un instrumento. Yo ya entré con el bandoneón porque venía estudiando hacía un año en forma privada. Me parecía que era un instrumento muy completo. Que si yo lo podía ejecutar bien podía estar solo en escena y a la vez vincularme con otros músicos o músicas.
EQS: -¿Cuál es tu norte, hay algún lugar o situación en tu profesión donde te gustaría estar?
HdB: -No, hay una búsqueda. Más allá de la pandemia, donde uno sintió que estaba anclado en un departamento, siempre tuve la sensación tanto en lo teatral y lo musical de decir: este es mi puerto (Buenos Aires), de acá estoy todo el tiempo moviéndome hacia otras ciudades. Porque en Capital hay una potencia que es única y el Astrolabio es mi centro de operaciones, a veces salgo con proyectos musicales o teatrales para distintos países, pero están integrados, porque siempre tenemos música en vivo en las obras. Además hay una agenda que te va marcando: en marzo estreno un espectáculo teatral, para julio un concierto en Café Vinilo en Buenos Aires que es un café que hay que trabajarlo bien, llenarlo. En septiembre me voy a Europa solo. Claro que todo sería imposible hacerlo sin el apoyo de mis compañeros y compañeras de laburo.
EQS: -Volviendo a Esquel, ¿cómo lo sentís en lo cultural?
HdB: -Para mí tiene muchísimo potencial y perspectiva a nivel cultural. Hay tanto para organizar, encontrar ayuda humana en un nivel económico quizá menor, pero se pueden generar eventos, actividades y son muy bien recibidos. Quizás lo que veo es que habría que intentar provocar también al público, generar eventos que sean originales, que generen curiosidad. Salir de la organización conocida y no depender tanto del Estado. Salir uno como artista independiente a construir las cosas. Hacer el cortejo con la gente, seducirla, salir de lo estándar.
Foto y videos: Juan Balestra
Locación: Bar Argentino