Esquel: “El turismo evoluciona lento pero no paró de crecer”
El completo análisis del Lic. Baroli sobre una actividad que tiene una relación compleja con la ciudad. ¿Grandes capitales o crecimiento endógeno? ¿Hay cultura de servicio al visitante?
Por Milagros Nores
Varias ideas derrotistas relacionadas con el crecimiento/estancamiento del turismo en Esquel giran desde hace largos años en distintos círculos sociales. "La ciudad del NO", "Está todo cerrado" "Esquel es ciudad de paso" y tantas otras semi-verdades que calan profundo y desmoralizan a cualquier emprendedor desprevenido que quiere apostar por alguna actividad turística en esta ciudad cordillerana.
Muchos no tienen claro de qué o de quién depende que el turismo crezca en Esquel. El Licenciado en Economía, Carlos Baroli, analiza para EQSnotas.com qué significa que una ciudad sea turística y cuál es el perfil de Esquel, desde su rol activo como miembro de distintas comisiones que se ocupan de esta actividad y desde lo académico como profesor en la Universidad de la Patagonia, que dicta la carrera Licenciatura en Administración de Empresas Turísticas.
Sin estar ajeno al termómetro social ni al crítico escenario económico que atraviesa particularmente a nuestra provincia, Baroli contradice la visión negativa y afirma contundentemente que "El turismo en toda la región no ha parado de crecer en los últimos 20 años". Sin embargo, también analiza las debilidades que la ciudad tiene como destino y por qué hay que desterrar la mirada que se centra solo en Esquel".
Baroli no tiene dudas: "Es importante que rescatemos y valoremos que muchas de las cosas buenas que nos pasan son porque vivimos en un destino turístico".
—¿Qué define a un destino turístico?
—El punto de economista más duro sería que lo midas por la cantidad de personas dentro del total de población ocupada que trabajan en turismo; por la cantidad de unidades empresariales dentro del total que se dedican al turismo; el total de facturación que genera el turismo dentro de lo que genera el producto bruto geográfico local y después hay otros elementos más cualitativos que indican la apuesta de una localidad respecto de ser un destino turístico.
"Por ejemplo nosotros tenemos una presencia de áreas protegidas muy importante; tenemos la declaración de patrimonio del parque Los Alerces, tenemos todos los municipios de la zona con un área de turismo específica para promover la actividad y eso no es poca cosa, porque hay institucionalidad del turismo en el sistema económico; hay investigación, hay carreras. Es un sector económico que podría crecer mucho más, pero a mi juicio es parte de la identidad de la región".
—La formación turística en Esquel es amplia. Hay orientación en las escuelas medias, oficios que se estudian en institutos y la carrera de la universidad. ¿Eso se traduce en una capacidad real de absorber a ese recurso humano?
—Al sistema educativo le cuesta distinguir cuáles son las actividades productivas que van a marcar el paso de los próximos 30 o 40 años. Cuando vos formás un chico en la escuela media tenés eso en la cabeza. ¿A qué mundo va? Y no podés ceñirte tanto a lo histórico o lo que sabés hacia atrás, sino también a lo que pensás que va a suceder, porque el chico egresa y empieza su recorrido.
"Te diría que con buen criterio las escuelas medias definieron esta orientación y creo que le suma una mirada proactiva sobre el turismo. Ahora, no es que egresan y automáticamente van a trabajar en turismo acá. Y no, el turismo en esta región no es un gran empleador, eso está demostrado. Pero nuestros títulos son de alcance nacional e internacional. Además, ellos mismos pueden generar el cambio en lo laboral siendo emprendedores.
"En nuestro caso de la universidad no somos una carrera de especificidad en el turismo, entonces no nos caben las generales de la ley, porque es una carrera de administración. En Esquel se reciben pocos alumnos y nosotros les seguimos el paso. En general todos brindan servicios profesionales de lo suyo o son emprendedores o trabajan en dependencias públicas de turismo".
—Hay idea de que no hay suficiente oferta, propuestas o cultura de servicio al turismo en la ciudad. ¿Cuál es tu análisis?
—Hay una cuestión de escala y de perfil productivo. Esquel no es un asentamiento que se origina en torno a un recurso turístico. No generó en sus primeras etapas migraciones en torno a actividades turísticas. Ese primer origen es innegable, imborrable y además irreprochable. Es cierto que el turismo llega a un Esquel crecido. Ya tenía su giro económico. Si uno espera que la impronta del ambiente urbano esté dado por la actividad turística vamos a ir siempre mal en esa comparación.
—Sin embargo, uno podría pensar que tenía condiciones naturales para que eso pasara desde el inicio. El Parque, La Trochita, La Hoya, La Zeta...
—Podría haber sucedido, pero no fue traccionado por actores protagónicos que priorizaron el turismo. Hoy en día es difícil encontrar profesionales que vivan exclusivamente del turismo. Eso pasa en otras localidades pero no acá. Se genera un empresariado donde el turismo es "algo más", no el eje de su economía. Los estudios del observatorio de la universidad dieron que los indicadores de turismo de Esquel son comparables a los del resto de la provincia: donde el turismo es parte del perfil productivo pero no excluyentemente su referencia.
—¿Cuál es tu mirada sobre el turismo en Esquel?
—Es complejo el análisis pero tengo una visión positiva. El turismo es una realidad consistente por debajo de su potencial. Sin embargo, si digo "hoy se acabaron todos los puestos relacionados con turismo", tengo una crisis impresionante en la ciudad. Sí hay un potencial real para atraer más turismo.
#EnVideoEQS explica que "el turismo es un fenómeno de comarca, de corredor y no algo que pueda definir una ciudad por sí misma".
—¿Qué hace falta para que traccione más o crezca con mayor rapidez?
—Si vos hablás con mucha gente hay dos lógicas. Una, la de las grandes inversiones: que vengan de afuera y nos cambien la cara rápidamente, que se llevan una gran tajada por eso, es posible, y nosotros trabajamos para ellos. Es el capital fuerte, con contactos que no tenemos y capacidad de gestión que no tenemos. La otra mirada es de desarrollo endógeno: capitales locales, acumulación a cuentagotas, el crecimiento tiene que ver con ir mejorando según va bien en la temporada, con los recursos locales y con la lógica del hermano menor, de siempre tener que ir a gestionar en Rawson o Buenos Aires. Acá nuestros recursos y capacidades son el límite. Me parece que hemos transitado más ese camino, y nos hemos acostumbrado.
—Cuál es tu mirada sobre el crecimiento que puede generar la concesión de La Hoya. ¿Es comprobable que derrame en Esquel?
—¿Viste el slogan que dice "no es magia"? Yo le diría eso a la gente. Nadie viene con una montaña de plata a decir "yo desarrollo el turismo en Esquel sin Esquel, o "a pesar de" la gente de Esquel. Tenemos que hacer una muy buena agenda local incorporando a los actores externos y lo iremos traccionando juntos. ¿Qué hacía falta para re oxigenar el sistema? Que venga un actor de este porte con otros recursos. Ahora, ¿alcanza?, ¿nos tenemos que quedar a esperar que derrame? Y, la verdad que no. Pero a nivel institucional, Esquel tiene todas las herramientas, como el ente mixto de turismo, para procesar una nueva etapa de desarrollo turístico. Por suerte hay un diálogo fuerte con prestadores y la empresa. Hay una sana expectativa de que se modifiquen algunas cosas que venían muy lentas.
—Otra de las estadísticas que hay sobre Esquel, es que es una ciudad de paso, de dos o tres días de visita. ¿Lo atribuís a poca oferta o atractivos?
—Eso no está mal en sí mismo. Si vos charlás con cualquiera que viaja por Europa y le preguntás cuántos días se quedó en París, es probable que te diga que dos días. Exceptuando el turismo de sol y playa, la tendencia es de escapadas, turismo de recorrida, itinerante, etc. Para quedarte diez días en Esquel, tenés que tener un paquete, porque el turismo ya no es tan espontáneo. En todo caso, tenés que captar otro segmento de gente. Pero creer que el turismo de flujo va a ser de estadía estamos contra la corriente. No tiene que ver con lo que puede ofrecer Esquel. Sí estamos flojos en productos turísticos comercializados por mayoristas. Eso genera una afluencia determinada, pero si quiero que un turista espontáneo se mueva con la lógica del paquete, no lo voy a lograr.
—¿De quién es responsabilidad que crezca la oferta?
—La visión turística tiene que surgir de una articulación público privada que está, pero eso no va a resolver la oferta. Depende de la implementación de muchos actores. Lo que hace es diseñar. En todo caso no podés aumentar la oferta si la demanda es tan baja que no rentabiliza ninguna oferta. A la gente hay que ir a buscarla. Sin embargo, Esquel tiene bien captado el turismo de tránsito. El turismo del lago sí creció exponencialmente, no así el de La Hoya (antes de la concesión).
—¿Está clara la visión de qué ciudad turística queremos ser?
—Los ejes están resueltos: un turismo totalmente sustentable con ciertos valores de vinculación con lo natural, de contemplación, de acción, un turismo que no es masivo. Está la articulación a escala cordillerana como valor, y también la binacional. Hay varias cosas allanadas, ahora, si eso se llevó a lo operativo, tal vez faltan muchas cosas. Creo que es un camino y no me iría de ese espacio, porque es la forma de caminar. La acción podría estar más concertada, pero he visto que, si querés con una evolución lenta, el turismo no ha parado de crecer en forma sistemática y consistente.