Por Milagros Nores

La presencia en Esquel de Tito Narosky, escritor, ornitólogo y especialista en observación de aves, en calidad de miembro honorífico de los COA argentinos, fue atesorada en una serie de charlas que dio para los cien aficionados de pájaros que se acercaron a Esquel con motivo del encuentro anual de socios.

En diálogo con EQSnotas el escritor de la famosa Guía de Aves de Argentina y Uruguay habló sobre la actividad y su crecimiento exponencial en nuestro país. "Hace 50 años cuando empecé no encontraba un socio para salir a mirar aves. Hoy hay clubes de observadores de aves (COA) en todo el país y el libro lleva vendidos alrededor de 80 mil ejemplares".

El escritor dejó una buena reseña sobre Esquel como un punto interesante y con buena infraestructura para ver especies de la zona. "Uno puede creer que las aves son las mismas en todas partes" -señala, sin embargo explicó que hay especies endémicas en los bosques que no se repiten en ninguna otra parte del país.

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LA OBSERVACIÓN COMO PRESERVACIÓN DE LA ESPECIE Y COMO SENTIDO

En un imperdible reportaje para Aves Argentinas, Narosky formula que "cada persona cumple con la sagrada misión, impulsada por sus genes, de conservar la vida individual y prolongar la existencia de la especie".

Y aunque se le plantea que observar aves en un mundo apurado parece ir a contramano de los tiempos, él reafirma que es recuperar en un adulto el espacio lúdico de la infancia, de las correrías, las escondidas, los amigos y la vida silvestre.

Tito Narosky es quien mejor puede responder a la pregunta ¿qué nos aporta la observación de aves?

"A mi vida, por ejemplo, le permitió canalizar poderosas fuerzas internas sofocadas por la chatura de la vida burguesa. Pude ser aventurero, investigador, traductor de la belleza silvestre, organizador de escuelas, escritor, ganar amigos siempre presentes, conocer figuras de imposible acceso en la mediocridad, fui feliz, y por fin, para no extenderme hacia el infinito, le dio un sentido a mi vida".

LA OBSERVACIÓN EN ESQUEL

De acuerdo con Carlos Colcer, uno de los aficionados miembro del COA Diucón de Esquel, el club local es uno de los más activos del país, amparado por la organización protectora Aves Argentinas. Está sostenido por una base sólida de socios que se reúnen para compartir esta pasión pero también para aportar culturalmente en los colegios su granito de arena a través de salidas y charlas.

Colcer señala que Esquel tiene el privilegio de estar en un ecotono, lo que permite oscilar entre la meseta y la cordillera y ver gran diversidad de especies de ambos ecosistemas. "Hemos llegado a ver más de sesenta especies en un día" afirma.

COA Diucón estudia las épocas que anidan y que migran las aves y van siguiendo su derrotero.

Entre los pájaros que pueden observarse está el diucón, el chucao, la gallareta, los jotes, caranchos, águila mora, teros, cóndores, yal patagónico, pájaro carpintero, peutren, golondrina, gaucho, ñacurutú (búho) entre otros; así como aves acuáticas: cisnes de cuello negro, flamencos, patos, macacos.

LA ACTIVIDAD COMO PRODUCTO TURÍSTICO

Más allá del espíritu recreativo, de contemplación, conservación o reflexión que representa para los aficionados de la zona salir a observar pájaros, la posibilidad del visitante de realizar avistaje de aves, y también disfrutarlo, está poco desarrollada en Esquel. Si bien hay dos o tres agencias de viajes que ofrecen el servicio, aún es algo aislado y de acuerdo a pedido.

Según señaló Colcer "El Director de Turismo, Mariano Riquelme se comprometió a incentivar y acompañar desde el área para finalmente poder emprender una oferta más sólida".

A la zona aún le falta la articulación de políticas claras de difusión de la actividad que estén reguladas entre el área de turismo, el aporte de COA Diucón y las agencias. De este modo el turista podría contar con un producto más cerrado que ofrezca las salidas en determinada época, para visibilizar determinada especie y lugar en un marco de conservación de la especie y respeto por su hábitat.