“En el mundo ya existen bibliotecas sin libros impresos”
Claudia Asorey es una bibliotecaria con visión 3.0. El futuro de los libros y por qué su rol es clave para discernir la calidad de la información.
Por Milagros Nores
¿Se van a terminar los libros? ¿Siguen yendo los lectores a las bibliotecas? ¿Leemos menos o solo cambiamos de formato? ¿Cómo buscamos información fidedigna en la web? ¿Los niños deben leer en pantallas?
¿Qué es un e Reader?
"El acceso a la información transformó la sociedad completa", reflexiona Claudia Asorey, con 30 años como bibliotecaria profesional y formadora en la tecnicatura de esa carrera en toda la provincia.
El paradigma del bibliotecario tras el mostrador de un recinto oscuro, que pide silencio, custodia sus libros con celo y se queda esperando que venga el lector "no debería existir más" sentencia. Es posible que ese estereotipo radique en que durante siglos, la biblioteca detentaba el saber, en un espacio físico delimitado.
Las cosas cambiaron, y mucho. Los bibliotecarios no estuvieron exentos de una profunda transformación. En esta charla, Claudia revela cómo la innovación tecnológica, que atravesó de lleno la profesión, es una aliada que brinda posibilidades ilimitadas. "Hay que amigarse con la tecnología. La información es información en cualquier soporte".
La estoica resistencia del papel
Claudia es la Directora de la biblioteca de la UNPSJB sede Esquel y bibliotecaria por la mañana en la Escuela Politécnica. Asegura que aún se consulta mucho el papel, por varias razones, y que las bibliotecas siguen siendo centros neurálgicos donde las personas satisfacen sus necesidades de información y lectura. Pero también se anima a pronosticar un fin para la era del papel.
-¿Cuál es el mayor desafío que enfrenta tu profesión en tiempos digitales?
-El constante desafío de un profesional de la información es correr detrás de los grandes cambios vertiginosos que se van dando en el acceso y los nuevos modos de uso de las tecnologías de información (TIC). Si nos ponemos a hacer cuentas cada dos años se duplica la información que está dando vueltas. Entonces ahí nosotros entramos en escena para ponerla a disposición, nos transformamos en gestores, seleccionadores de información de acuerdo al tipo de usuario que tenemos, que no es lo mismo uno de una biblioteca pública, escolar o universitaria. El acceso a la información en nuestro rol es fundamental.
"Nuestro gran desafío como profesionales de la información es la adaptación continua. Lo más novedoso que existe por ejemplo es que hoy ya existen bibliotecas sin libros impresos. En 2013 se creó la primera biblioteca digital. En el mundo también tenés lectores académicos e investigadores que trabajan con sus eReaders, es un aparato formado especialmente para que puedas leer y que no te canse la vista, tiene pantalla opaca y funciona como una biblioteca personalizada a la que vas agregándole los títulos que querés. Te entran hasta 6 mil títulos, más que los que tiene la biblioteca de la universidad. Obviamente el acceso es distinto, son dispositivos caros".
-¿Cómo responden las bibliotecas a los usuarios actuales?
-No hay que perder de vista primero qué tipo de usuario es y cuáles son sus necesidades de información. Después, anteponerse a sus necesidades. Esta profesión tiene características de servicio. En mi caso, si sé que van a trabajar en tal época del año sobre educación sexual, por ejemplo, yo ya tengo armada mi batería de material.
"Los tiempos han cambiado mucho. Desde el punto de vista del lector, en lo que es información, se fue virando del papel a los soportes como tablets o celulares. El usuario de la universidad maneja más el acceso a la información virtual. Lo más nuevo hoy se publica en libro web y después en papel. Sin embargo, lo más antiguo se sigue consultando en papel. Primero porque no hay presupuesto para tener todo online. Lo que tenemos en las universidades son los repositorios digitales, que son los trabajos de investigación a disposición de todos que se van subiendo a la web".
"Lamentablemente, las posibilidades están dadas por los recursos y no hay presupuesto asignado para bibliotecas en esta institución, pero es un mal de América Latina y de Argentina en particular que traemos de hace décadas. La información es muy importante para una sociedad. El valor que una sociedad da a su información es directamente proporcional al desarrollo que puede tener".
Los cambios en los hábitos de la lectura y el rol del bibliotecario #EnVideoEQS.
-¿Qué opinás de la lectura en pantalla para los más chicos y cómo juega la biblioteca en esta transformación?
-Hay que incorporar la tecnología a la lectura. No hay que tener miedo de que un chico lea un cuento con un celular. No es que ya tiene que ir obligado a la biblioteca a leer un cuentito. Se pueden incorporar distintas metodologías. El tema es que la lectura sea a partir de cualquier tipo de soporte. En el secundario, por ejemplo, podés decirles, "Estás usando el celu, buscame esta palabra en un diccionario"; "Y ¿qué diccionario?" "Y, fíjate qué diccionarios en línea hay". En vez de ir a la biblioteca ya va a ir al sitio de la Real Academia Española.
"Pero esto no solo con los alumnos. Los docentes deben aprender a incorporar el uso de las TIC a sus métodos de enseñanza. Aún hay miedo al cambio y mucha limitación en los recursos. Son necesarias las capacitaciones en ambos sentidos".
-¿Qué dice una bibliotecaria de Wikipedia?
-Yo no la recomendaría. Una wiki es una plataforma donde vos, yo o el vecino aportamos información, pero de acá a que la información sea revisada por un editor competente, podés publicar cualquier cosa y no todos tienen la capacidad de discernir y comprender esto. Por ejemplo, está Google Académico, en todo caso. Y es de veracidad aceptable.
-¿Pensás que van a desaparecer los libros?
-En algún momento, a lo mejor en 200 años sí. Todavía estamos muy a mitad. No todo el mundo puede pagar la transformación que implica.