Se trata de la sexta vacuna llegada al país. Una rusa (Sputnik), con una parte terminada en la Argentina; dos chinas (Sinopharm y Cansino); una británica (Oxford/AstraZeneca), aunque con el principio activo fabricado en el país, y dos norteamericanas (Moderna y Pfizer).

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Según adelantaron desde el Ministerio de Salud, las dosis de Pfizer todavía no se utilizarán en adolescentes sin enfermedades previas porque son muy pocas y no alcanzarían para aplicar siquiera a los jóvenes de 17 años.

Por lo tanto, estas partidas iniciales tendrán el destino de ser usadas como segundas dosis de los que recibieron la Sputnik 1. Recién en octubre o noviembre se arrancaría con los adolescentes, que no son de gran riesgo, pero su vacunación le cierra los caminos a nuevos contagios de mayores.

Cabe remarcar que Pfizer se comprometió, por contrato, a entregarle a la Argentina 580.000 dosis durante septiembre. Es una cifra chica que no alcanza para aplicarla a los jóvenes de 12 a 17 años, sin enfermedades previas, unos seis millones, y que tampoco bastarían para vacunar sólo a los de 17.

En este sentido, el Consejo Federal de Salud, que preside Carla Vizzotti, autorizó a cada distrito a decidir qué hacer con las Pfizer que llegan en septiembre. La mayoría, como Provincia de Buenos Aires y CABA, resolvieron usar la vacuna norteamericana como segunda dosis de Sputnik 1.