Nació un 18 de mayo de 1969 y vivió gran parte de su vida en Esquel. Su madre de crianza, en el fondo de sus recuerdos, le dejó el camino marcado hacia su verdadera identidad.

"A los 16 años me enteré que nací en Fofo Cahuel, también a los 16 años decidí irme de casa, por rebelde. No me sentía libre allí", cuenta Patricia Lauquen. Así termina una historia y empieza otra, la de una mujer mapuche.

Dice sentirse afortunada y agradecida de que su madre biológica, cuando tenía un año y medio, la diera en adopción porque sus condiciones de vida eran extremadamente precarias. En Esquel pudo ir a la escuela, tener una casa, comida y una madre que era Tehuelche. De grande recordó sus enseñanzas, la sabiduría de su cultura, la conexión con las plantas, el ser con la naturaleza.

Se fue dando cuenta quién era el día que con sus 16 años decidió irse de su casa: "Tenía marcado el camino hacia Nahuel Pan", confiesa.

Trabajadora social y emprendedora, es Agente Sanitaria y su experiencia de representar al Estado y pelear por la comunidad que ese mismo organismo ignora, le brindó una mirada particular de la realidad: "El Estado te da sólo un poco, para que dependas de él siempre".

Mujer y mapuche, construyó una mirada propia de lo que nos sucede: "Las mujeres demostramos que pudimos aguantar, resistir. Tardamos más y nos lleva tiempo, pero logramos lo que nos proponemos".

EQS: -¿Por qué te fuiste de tu casa?

PL: - A mis 16 años me enteré que no había nacido en Gualjaina sino en Fofo Cahuel. Mi madre de crianza, Celina Nahuelhual, me dio todo pero me sobreprotegía mucho. De grande resignifiqué muchos recuerdos, pasé por todo un proceso y asumí mi historia, me di cuenta que todas las cosas que ella me transmitió venían de mi propia cultura. Fui a la escuela 54 y cuando empecé el secundario en la antigua Escuela 13 (hoy la Politécnica), mi espíritu rebelde necesitaba ser libre así que decidí irme. Mi madre me puso la condición de buscar a mi papá, a quien yo no había conocido. Mandé un Mensaje al Poblador y al otro día estaba en el portón de mi casa. Por la educación que había tenido me lo imaginaba un gaucho alto, hermoso, con bombachas, botas y sombrero, bien coqueto... Y era todo lo contrario: no tenía los recursos que yo tenía, trabajaba en un campo y éramos muy distintos. Él era mapuche y yo también, pero en ese momento no me daba cuenta y en el fondo era la cuestión central.

EQS: - ¿Qué te hizo continuar esa búsqueda?

PL: - Ver de dónde venía e irme de mi casa porque allí, si bien fui muy feliz, me sobreprotegían. Estuve dos semanas con mi papá: me llevó a conocer el resto de la familia y me enseñó lo que era la pobreza. Fuimos a una señalada y después me volví a ir. Viví en casas de diferentes amigas en Esquel y a los 18 conocí al papá de mi primera hija. No tuvimos una buena vida y un día, cuando tenía 20, me llamaron por teléfono desde el Hospital porque mi papá estaba enfermo. Lo cuidé durante un tiempo hasta que discutimos y me enojé porque me dí cuenta que él no me había cuidado. Así que me fui a hacer el último trámite que haría por él y angustiada, me crucé en la calle con mi mamá Celina. La vida me la puso en el camino de vuelta y me reencontré con mis hermanos. Y también con mi historia y mi identidad, porque al año conocí al padre de mis otros cuatro hijos y mi suegra me empezó a llevar a las ceremonias. Ahí me di cuenta a dónde iba mi mamá cuando yo era chica, se iba tres días a las ceremonias y yo no lo registraba, lo rechazaba. Si bien no me crié con mi familia de origen, todo se da por algo porque cuando asumí de dónde venía, comencé a ir periódicamente a las ceremonias de Nahuel Pan.

EL CAMINO CON EL CORAZÓN

EQS: - Allí te empezaste a comprometer no sólo con tu propia historia sino con la de toda la comunidad

PL: - Cuando mi suegra falleció, tomé su lugar como cocinera. Ahí fui aprendiendo y me dí cuenta que era mapuche y me enteré que por parte de mi papá tengo familia Tehuelche. Descubrí mi propia identidad y empecé a buscar, me generó una sensación de inmensidad saber y aprendí mucho del lonko Sergio Nahuel Pan. Sin darme cuenta me empecé a interesar por la política, sin partidismos, pero me involucré con la formación de la Junta Vecinal. Hoy esa es la historia de mis hijos, se las pude transmitir y recuperar con ellos. Entendí nuestra historia, porqué estaba en esas condiciones cuando era chica y que éramos preexistentes a los Estados. Ahí y no en la escuela conocí la Conquista del Desierto, lo que nos enseñaron en la escuela y lo que realmente fue. Ahora tengo una idea distinta, mi propia idea.

EQS: - ¿Qué es lo que aprendiste distinto?

PL:- La gente de comunidades siempre tuvo que acudir a lo que tenía a mano, a lo que le quedaba: ser puesteros, dedicarse al servicio, de todo el resto estuvo siempre excluído. Yo me imagino lo que ha sido la vida de mi mamá porque somos 16 hermanos y fui conociendo a diferente gente por mi trabajo lo que me ha permitido seguir construyendo mi historia. Hace poco conocí a un hermano de 69 años conversando con una señora que resultó ser su esposa. Esa reconstrucción es también resultado de la historia de todas las comunidades mapuches. Yo conozco mucha gente de la zona por mi trabajo así que pude atar cabos. Así me fui encontrando con el sentir mapuche. Un día me dí cuenta de cómo vivimos y lo que tenemos alrededor. Esa necesidad de estar con la naturaleza, de valorar lo que tenemos, todo está disponible, todo tiene vida y es un ida y vuelta, porque te da el agua, el aire, plantas, aprendés a escuchar los pájaros, a disfrutar cuando sale el sol. Todo eso lo había perdido. La ciudad es otra cosa, el ser mapuche valora todo lo que tiene, todo sirve. De ahí me reconecté con mi identidad y recuperé de mi mamá de crianza toda una sabiduría sobre hierbas medicinales. Yo eso lo traduzco tratando de poner a disposición de las personas mi saber y a la vez complemento mi conocimiento con el de los demás.

EQS: - ¿En qué has complementado todos esos conocimientos? Teniendo en cuenta que trabajás para el Estado, formas parte de una comunidad para la que colaboraste en su organización...

PL: - Es que también hay que ver una realidad porque nuestros antepasados se alimentaban de otra manera, ahora nosotros no y tenemos que complementar nuestra manera de comer con otras cosas que provienen de la ciudad. Incluso la manera de habitar una tierra, porque yo hoy vivo en un territorio recuperado, ya hace seis años que estamos en el lugar y empezamos sin nada. Hoy tenemos una casita, un potrero, estamos proyectando una huerta, un espacio para atender personas.

EQS: - Todo en tu vida parece haber sido un encuentro, entre culturas, entre roles, incluso tu trabajo en la salud y con las hierbas medicinales.

PL: - Yo creo qué hay una relación posible. Trabajé en la organización de la Junta Vecinal de Nahuel Pan y logramos la ordenanza que nos avala desde lo institucional pero a la vez integra también la concepción mapuche con su propia organización, con su lonko y demás. Los recursos se construyen desde la comunidad y esa es una pelea porque a veces la ciudad te impone las cosas para generarte una necesidad, entonces te da sólo un poco para que necesites de él. Un ejemplo es el Desalojo del 37 que después en el 48 se restituye... Pero sólo tres de nueve lotes. Esa es nuestra historia y nos quiere acosumbrar a aceptarla. Desde que existe el Estado, en Nahuel Pan se hizo una sóla vivienda, con un territorio reducido por ese mismo Estado con todas las dificultades que implican a la comunidad. Ni si quiera pedimos viviendas, el tema es que no se generan espacios para dar la oportunidad de que una familia construya sus popias alternativas reales para sustentarse.

EQS: - ¿Cómo conjugás tu trabajo con tu cosmovisión?

PL: - Trato de conseguir lo que realmente se necesita, eso lleva tiempo y tener conocimiento real de las personas con las que trabajás. En 2014 logramos que se haga un puesto sanitario para enfermos crónicos con la visita de un médico cada 15 días. Soy trabajadora comunitaria de Salud en terreno y tengo vínculo, es decir que conozco muy bien, a todos los integrantes de la comunidad. Eso también lo desarrollé trabajando políticamente. Hoy me doy cuenta que a muchos les dio bronca eso, incluso dentro de la comunidad, que una mujer encabezara un movimiento político que logró la Junta Vecinal, para tener al menos una representatividad en la Municipalidad.

EQS: - Con respecto a ser mujer, siendo que conocés las dos cosmovisiones, ¿Hay diferencias?

PL: No desde un punto de vista general, depende más de las comunidades que de LA comunidad. Si se plantean lugares que el hombre no puede ocupar en el ser mapuche como en las ceremonias que las mujeres realizan el canto sagrado, tenemos una sabiduría especial y una conexión muy fuerte con la tierra, somos las que traemos el saber sobre las hierbas medicinales. Yo cuando tenía 20 años creía que mi pareja tenía que mantenerme, no me imaginaba trabajando. Pero cuando me encontré con el ser mapuche y vi todo lo que tenía disponible encontré mi camino con mi emprendimiento de hierbas medicinales.

Patricia Lauquen tiene orgullo mapuche y de mujer que construyó día a día. Trabajó por su comunidad y por su propia historia que, en distintos sentidos, es la historia de cualquier mujer que de pronto despierta, deja de esperar y actúa.

"Es re lindo ser mujer, más allá de que otros lo valoren o no. A mí no me importa lo que digan, el mismo Estado hizo que nos encerremos en una burbuja y que tengamos temor a ciertas cosas. Yo aprendí a soltar porque si no se pierde el ser mujer." dice

Más tarde destaca que las metas "para nosotras no son rápidas, cuestan más pero se logran y esa es nuestra enseñanza a la sociedad. Y lo aprendimos solas, como mujeres. Cuando empecé a hacer política, política indígena, me fui metiendo, aprendiendo, analizando y escuchando. Pero cuando llegó el momento de hablar, de dirigir una comunidad, para muchos hombres fue una patada, pero lo hice"

EQS: - Para vos, ¿Cuál es el aporte de la mujer en la sociedad?

PL: - Que mal que le pese al hombre, la mujer aguanta más. Hoy en las comunidades mapuches la mujer hace de todo: no sólo limpia y cuida a los hijos, sino que produce su propio sustento y tiene una capacidad de ver las cosas de manera más integral, viene con una capacidad de organizar que le viene de adentro. A mi me pasó en mi vida personal, demostré que puedo decidir y a muchos les puede chocar, a veces se te enojan por cosas y después te das cuenta que en realidad es que se enojan porque sos mujer. Tardamos más, porque nos llevó tiempo darnos cuenta, pero terminamos haciendo que las cosas salgan y tarde o temprano lograremos las que nos falta. Así fue mi vida.