Dentro de la inmensa meseta volcánica de Somuncurá, en la provincia de Chubut, hay un cráter de dimensiones colosales llamado Bajo Hondo, cuyo origen se encuentra en revisión después de décadas y que es objeto de estudio porque guarda similitudes con los pozos de la Luna y Marte.

Bajo Hondo es un cráter con forma de taza de 4,8 kilómetros de diámetro. Está incrustado sobre el borde de la ladera sudeste de un volcán llamado Talagapa. Por su cercanía, en los ‘80 fue catalogado como una “caldera volcánica basáltica”, surgida por residuos que liberó la actividad de Talagapa. Pero, a partir de los ‘2000, surgió una nueva versión de los hechos que asegura que el pozo se formó por un impacto de meteorito hace menos de 10 millones de años. Y hoy esa hipótesis cobra fuerza.

“Bajo Hondo tiene todas las características físicas geomorfológicas de un cráter de impacto del tipo simple. En cuanto a sus formas encaja a la perfección con un gigantesco cráter de impacto de meteoritos gigantes”, aseguró Maximiliano Rocca en diálogo con Infobae.

Rocca es analista de sistemas, pero se dedica a la geología becado por la organización The Planetary Society de California. Él vio por primera vez Bajo Hondo en imágenes del satélite Landsat de la NASA en julio de 2000. Desde entonces, quedó “embrujado” por el cráter y se dedicó a estudiarlo a fondo, y a intentar comprobar su hipótesis de que esa cavidad inmensa se gestó a partir del estallido de un asteroide o cometa de unos 250 metros de diámetro.

El interior de Bajo Hondo fue por mucho tiempo geológico un lago y parte de su suelo está hoy cubierto por sedimentos lacustres; un registro vívido de los cambios climáticos ocurridos en la zona durante los últimos 10 millones de años. Tiene también los bordes levantados -“sobreelevados” en la jerga geológica- entre 100 y 150 metros respecto del suelo circundante, lo que es una característica típica de los cráteres de impacto.

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En el mundo ya se han descubrieron unas 200 estructuras que oscilan entre unos pocos metros a cientos de kilómetros de diámetro. Hoy dos tipos de cráteres según su geomorfología:

-Cráteres simples: hoyos circulares con forma de taza que nunca tienen más de 5 kilómetros de diámetro. Se caracterizan por su borde sobreelevado. Su interior y la zona circundante están llenos de escombros de rocas angulosas y un tipo de roca llamado “breccia”.

-Cráteres complejos: son grandes cuencas circulares, con una cavidad central similar a un plato sopero. Se caracterizan por una alternancia de anillos elevados concéntricos y valles hundidos delimitados por fallas geológicas alrededor de la cavidad central.

En promedio, un asteroide abre un cráter cuyo diámetro es igual a 20 veces su tamaño. Por ende, de confirmarse la hipótesis del impacto de meteorito, una roca de 250 metros de diámetro habría impactado en Bajo Hondo, que se convertiría en el cráter de tipo simple más grande del mundo.

Hasta hoy, el único cráter de impacto del tipo simple bien estudiado y documentado ubicado en rocas basálticas, al igual que Bajo Hondo, es el de Lonar Lake en India, con 1,8 kilómetros de diámetro. Lonar Lake está dentro de una meseta volcánica (en Deccan) que data del final de la era Mesozoica, unos 66 millones de años atrás.

“En Bajo Hondo no existen claras evidencias de que haya habido alguna vez erupción de lavas basálticas. Esto es fundamental para descartar su origen por vulcanismo. Por eso, podría ser el segundo cráter simple de impacto de meteorito sobre rocas basálticas documentado en el mundo. Pero, a diferencia del de Lonar Lake, sería de tamaño colosal”, señaló Rocca.

¿Qué dicen los análisis del cráter?

Mientras hacía su doctorado en la Universidad de Trier, Alemania, el geólogo Francisco Ríos colaboró en el desarrollo de un sensor que permite medir la susceptibilidad magnética in situ de las rocas y determinar sus minerales. Por entonces, el equipo que lideraba el científico alemán Rolf Kilian buscaba sitios donde testear los equipos y Bajo Hondo parecía muy prometedor.

“Yo estudié las imágenes satelitales disponibles de toda la meseta de Somuncurá y la estructura de Bajo Hondo es la única que no presenta la típica alteración mineral que se pueden observar en los demás cráteres y conos de escoria”, dijo Ríos ante la consulta de Infobae.

Las dudas en torno al origen del cráter las considera lógicas. La ubicación de Bajo Hondo, en la meseta basáltica de Somuncurá, vuelve muy probable que se corresponda con una caldera formada después de la actividad del centro volcánico Talagapa, que está muy cerca del cráter. Pero sus análisis muestran indicios de lo contrario. La topografía y la red de drenaje indican que la estructura es bastante más reciente que las rocas de la meseta, por lo que la hipótesis del vulcanismo no cierra del todo. “Por estas razones me inclino a pensar que hay muchas posibilidades de que sea un cráter de impacto. Realmente vale la pena continuar su estudio hasta determinar su origen”, remarcó.

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一¿Qué tienen de especial las rocas del lugar?

一El tipo de roca que forma la meseta de Somuncurá es muy similar a las rocas que podemos encontrar en Marte, la Luna o Venus y sería un caso único a nivel mundial para estudiar la formación de cráteres de impacto fuera de la Tierra. Los sedimentos atrapados en la cuenca del cráter podrían mostrar las variaciones del clima. Esos archivos se extenderían hasta el Plioceno y tendrían mucho valor para comprender los cambios climáticos.

一¿Qué faltaría para confirmar que es un cráter de impacto?

一Sería muy importante que geólogos expertos en el estudio de cráteres de impacto de asteroides o cometas visiten Bajo Hondo, lo estudien en detalle, tomen muestras de rocas, de breccias y bombas de vidrio y luego las estudien en el laboratorio buscando evidencias de efectos de impacto de shock. De confirmarse su origen por impacto, entonces Bajo Hondo sería un impresionante nuevo análogo de los cráteres del tipo simple ubicados en la superficie de la Luna y Marte, pero localizado en la Patagonia argentina.

La campaña española a Bajo Hondo

Hace solo unos meses, en marzo, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) de España hizo una campaña a Bajo Hondo. Investigadores españoles se acercaron a Chubut para conocer el cráter de primera mano. Durante cuatro días, con los equipos más sofisticados, tomaron medidas magnéticas de la cavidad que está a mil metros de altura.

“Pese a que fuimos en marzo, con un clima relativamente suave, la zona tiene vientos muy fuertes, lo que hace que sea un entorno muy inhóspito. Aunque árido, el cráter es de una belleza singular por su buen estado de conservación y la vegetación baja, que permite apreciar su morfología”, describió Marina Díaz Michelena, una de las investigadoras del Área de Magnetismo Espacial del INTA que visitó el cráter.

Según explicó a este medio, el equipo hizo medidas con sensores a lo largo de unos 120 kilómetros subiendo y bajando sus laderas, que, aunque no parecen tan pronunciadas, tienen elevaciones de hasta 500 metros, lo que supone un buen resguardo del viento. “Cuando estábamos expuestos al viento, no solo costaba mantener la pértiga en su sitio, sino que a menudo había que apoyarse en algún compañero para no caer al caminar”, comentó.

Lo que llevó a un organismo estatal español a interesarse por el cráter chubutense fue su parecido a las aberturas detectadas en Marte y la Luna. Como “análogo terrestre”, el objetivo es comprender mejor su evolución. “Nos enfocamos en estructuras ya conocidas y en otras cuyo origen no está claro, de forma que también podemos avanzar en el conocimiento de nuestro planeta”, explicó Díaz Michelena.

La superficie de Marte está cubierta en gran medida por basaltos. Su terreno muestra volcanes, algunos colosales, y también cráteres producidos por el impacto de meteoritos. Allí también, muchas veces, el aspecto de las calderas volcánicas y los cráteres de impacto son muy similares entre sí.

“Uno de los estudios que nosotros abordamos es el reconocimiento de estructuras en Marte y en la Luna, a través de medidas magnéticas ya que, al ser procesos diferentes, la huella magnética que dejan es distinta. Bajo Hondo es un cráter sobre una superficie basáltica. Aunque se ha clasificado como una caldera volcánica, no hay un consenso claro sobre su origen, es decir, si efectivamente es un cráter producido por un evento volcánico o, en cambio, pudo ser el producto del impacto de un meteorito”, advirtió.

一¿Por qué Bajo Hondo atrajo su atención?

一En primer lugar por su analogía con Marte, pero en segundo lugar, es un cráter de mucho interés para la Tierra porque, de probarse que se produjo por el impacto de un meteorito, podría estar en el tamaño umbral entre estructuras de tipo simple y complejas, debido a la gravedad de nuestro planeta.

一¿Cuáles son los próximos pasos en la investigación?

一Actualmente hemos procesado los datos recogidos y hemos elaborado modelos que estamos perfeccionando para obtener un buen ajuste con las medidas. En paralelo, estamos colaborando con dos grupos de científicos argentinos que están analizando algunas muestras del terreno.

一En concreto, ¿qué están buscando?

一De confirmarse la hipótesis de impacto, el tamaño del cuerpo que llegó a Bajo Hondo sería de unos 250 metros de diámetro. Esto habría provocado un gran socavón seguido de una onda expansiva. Por un lado, hay presiones y temperaturas muy altas, lo que produce un lavado de la imanación local de algunas rocas, que luego, al enfriarse, se vuelven a grabar por el hecho de estar bajo la influencia del campo geomagnético. Por otro lado, la onda de presión deja huellas en la estructura de las rocas. Incluso se genera un levantamiento en el centro del cráter como consecuencia de la reacción de la superficie tras el impacto. Para poder esclarecer sin dudas el origen hay que encontrar este tipo de evidencias y no podemos descartar tener que hacer otra campaña.

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A la espera de un estudio clave

Por muchas décadas, Lonar Lake fue confundido y mal catalogado como una “caldera volcánica basáltica”. Recién en los ‘70, después de las misiones lunares de Apollo y el estudio de los cráteres del satélite se reconoció que, en realidad, se trataba de un pozo formado a raíz del impacto de un meteorito, muy similar a los que están presentes en la Luna y Marte.

“La clave para distinguir bien un cráter de impacto en basalto de un volcán común y corriente es estudiar las rocas en el microscopio petrográfico. En los cristales que forman los minerales de las rocas aparecen ciertos rasgos microscópicos típicos del paso de la onda de shock de un impacto. Estos rasgos microscópicos nunca aparecen en las rocas de un volcán. Solo aparecen en impactos”, remarcó Maximiliano Rocca.

La onda de shock es la marca registrada de los cráteres de impacto. Por su altísima presión, altera los cristales de los minerales de las rocas y deja su firma única y característica. Ahora mismo son esas marcas las que están buscando investigadores en Barcelona.

Para encontrar al menos un cristal mineral bajo los efectos de la onda de shock se necesitan hacer muchos “preparados” de rocas y aun así, dicen, se requiere una dosis de suerte para encontrar evidencia del impacto. Hasta el momento, tienen al menos dos cristales que parecen estar fracturados por el paso de una onda de shock, pero todavía hacen falta más análisis.

“Estamos investigando decenas de preparados en el microscopio para ver si tenemos suerte y encontramos evidencias del paso de la onda shock en los cristales de los minerales. Hay que ser cautelosos y pacientes”, aseguró Rocca, que no pierde la esperanza de que su hipótesis de más de veinte años finalmente se confirme. “Yo sigo creyendo que Bajo Hondo es realmente un cráter de impacto en basaltos. Una copia exacta de los cráteres de la Luna y Marte, pero aquí en nuestra Patagonia”.

Fuente: Infobae