Día de los Santos Inocentes: Cuál es el origen y las bromas más comunes
El Día de los Santos Inocentes no tiene un origen feliz. Sin embargo, a lo largo de los años cada 28 de diciembre se convirtió en una fecha para realizar “bromas permitidas”.
Cada 28 de diciembre se celebra el Día de los Santos Inocentes, en el que los bromistas en los más variados escenarios despliegan su inventiva. Algunas más clásicas, otras más elaboradas y otras un tanto pesadas, en este día se producen bromas variadas que pareciera, que están justificadas.
El origen de esta celebración está relacionado con la religión cristina y se remonta a la matanza de niños menores de dos años de Belén que encomendó el rey Herodes para encontrar al Mesías, que había nacido hace poco. Todos estos niños asesinados eran inocentes.
Este trágico desenlace ha ido derivando a que, en el actualidad, sea tradición gastar bromas a todos esos inocentes que las van a recibir, les agrade o no.
Sin embargo a pesar que muchos creen que la idea es original, hay varias bromas que se repiten, y que siguen funcionando. Acá un listado de las más comunes ¿te tocó alguna vez ser víctima de estas ideas?
Cambiar el azúcar por la sal: Todo un clásico en el mundo de las bromas, pero tiene garantizado el éxito. Se trata de cambiar los recipientes de la sal y del azúcar, dos productos que se usan a diario y fácilmente confundibles.
Echar aceite o vinagre al jugo: Siguiendo la línea de bromas en la cocina, otra buena idea es preparar la comida y echar en un jugo un poco de aceite o de vinagre. Estará de todo menos rico.
Fingir que no queda jabón: Esta broma consiste en buscar un jabón y pintarlo entero con esmalte de uñas transparente. De esta forma, al mojar el jabón y frotarlo con las manos no saldrán burbujas y parecerá que no queda.
Cambiar las horas del reloj: Aprovecha un momento de descuido de la víctima para tomar su reloj y cambiarle las horas. Puedes adelantarlo y que el inocente llegue más pronto que nadie a los lugares concertados y que duerma menos tiempo o retrasarlo y ser el responsable de que llegue tarde a su destino.
Jugar con el teclado o con el mouse de la compu: Una idea sencilla para gastar bromas es cambiar la posición de las teclas del teclado, aunque eso sí, asegúrate que es fácil volverlas a introducir y que no se va a dañar el instrumento. Otra broma es colocar pegote o un papel pegado a la parte de abajo del ratón para evitar que funcione.
El truco de la moneda: Andar por la calle, ver una moneda o un billete y agacharse a recogerlo es un acto, prácticamente, instintivo. Por ello, está broma tiene aseguradas más de una carcajada. Se trata de fijar al suelo una moneda o un billete y esperar a que alguien intente despegar el premio encontrado en mitad de la calzada. Otra opción parecida es atar a la moneda o al billete una cuerda, y en el momento de atraparlo, tirar para que el inocente no logre agarrarlo.
Dar un susto: Sencillo pero eficaz si nos escondemos bien. No hay nada mejor que ocultarse tras una puerta, debajo de la cama o de la mesa, tras un pilar o una esquina, apagar todas las luces de la casa... cualquier rincón es útil si se alcanza el objetivo deseado.
Pasta de dientes: Aunque un tanto sucia para la víctima, realizarla es de lo más fácil. El bromista tiene que cambiar cualquier crema de uso diario por pasta de dientes, de manera que cuando la utilice se manche de dentífrico. Otra variante sería colocar pasta de dientes o cualquier otro ungüento en las manos de la otra persona mientras duerme para que se toque la cara y al levantarse y mirarse en el espejo vea lo que ha aparecido en su piel. En vez de pasta se pueden utilizar también otros productos para ejecutar la broma como mayonesa o kétchup.
Caspa repentina: La sal es, de nuevo, la protagonista de la broma. Vierte sobre tu cabeza un poco de sal y llama a algún amigo o familiar pidiéndole consejo al percibir algo raro en la cabeza. La cara al ver toda esa cantidad de caspa repentina en el inocente, que se quedará sin saber qué decir, no tiene desperdicio alguno.
Palillo en el timbre: Basta con colocar un palillo en el interruptor del timbre para sacar de quicio a cualquiera. El eterno sonido volverá loco a cualquier inquilino.
Pegar algo a la espalda: Pegar algo a la espalda de alguien también es una de las bromas más recurridas. Una nota escrita o cualquier figura son algunas opciones, pero este día tiene especial sentido colocar el muñeco blanco que se ha convertido ya en símbolo de los Santos Inocentes. La víctima caminará todo el día con el monigote pegado a la espalda sin darse cuenta, hasta que se caiga o alguien se lo chive.
Valija pesada: Esta broma consiste en colocar en mitad de una vía una maleta muy pesada, vestirnos como si fuésemos turistas y confiar en la humildad de los ciudadanos, a los que les pediremos que si nos pueden hacer el favor de transportarnos la maleta. Las carcajadas están garantizadas al comprobar que la persona trata de levantar la maleta y le es imposible desplazarla.