Deconstruyendo a papá: ¿Y ahora quién pone los límites?
El psicólogo Juan Cruz Bogni Barry analiza cómo atraviesa el varón la nueva paternidad a partir de la equiparación de roles. La transición del modelo de autoridad a un modelo de cuidado en la familia no se da sin incertidumbre para todos sus miembros.
Por Milagros Nores
Papá emocionalmente disponible, papá que cuida, papá que nutre. Paternidad corresponsable. Las nuevas generaciones de padres varones tienen más claro que los roles de crianza ya no se conciben por distinción de género entre papá y mamá.
No fluye de ese modo para quienes tuvieron un modelo familiar clásico patriarcal y son atravesados por estos cambios hoy, en el proceso de crianza de sus propios hijos. ¿Cómo vive el varón el derrumbe de certezas enraizadas durante tantos siglos? ¿Cómo vive la mujer su propio momento cumbre, su revancha histórica?
Todo parece indicar que, ya sin roles históricos predeterminados, los progenitores están por un lado más aliviados para gestar sin mandatos un contrato familiar a la medida de sus posibilidades, pero por otro no están exentos de complejidades y resistencias que se reflejan fuertemente en terapia.
El psicólogo Juan Cruz Bogni Barry, profesional del equipo del Centro de Enfoque Familiar, analiza cómo se vivencia y se ejerce esa crianza en modelos de familia profundamente cuestionados y en muchos casos ya transformados a partir de la reivindicación de género.
EQS —¿Cómo aborda la psicología la paternidad y los modelos de familia de estos tiempos?
Bogni—A través de la práctica clínica la paternidad es un tema en el que nos hemos cuestionado muchísimo, en función de los cambios que uno cree observar, principalmente el rol del hombre dentro de una familia. A nivel de funciones, se distingue entre funciones nutritivas y funciones normativas y ya varios autores señalan que son indistintas para cualquiera de ambos. Obviamente que la distinción clásica, antigua podría decirse, apuntaba más a funciones maternas, asociando con esto lo nutricio, el dar, abrigar; y paternas con lo normativo, el incorporar la ley, que era del padre. Se tenía esto de "ya vas a ver cuando llegue tu padre del trabajo". Era la estructura patriarcal, donde había un exceso de asignación de poder en el hombre, se organizaba todo en una figura piramidal que lo tenía al patriarca arriba de todo. Hoy claramente la realidad que vemos en el consultorio es que los movimientos de reivindicación de género, de equidad en la posición de hombre y mujer tan necesarios, han ido modificando la posición de la mujer y por ende también la del hombre.
—¿Qué roles considera la psicología que no deben faltar en una "sana" crianza si vale el término?
—Primero que una ciencia no creo yo que debería ser un constructo moral de marcar un debería, en lo que tiene que ver con el estudio del ser humano sino que es un modelo para simplificar lo complejo que nos rodea. Un profesor de terapia familiar, el Dr. Díaz Usandivaras decía que la familia es como un colectivo de larga distancia. ¿Lo puede manejar un solo chofer? Sí, puede. Pero va a estar mucho más cansado, porque está diseñado para que el viaje lo hagan dos choferes. Desde nuestra concepción tiene que ver con la unión de dos complementos, de la unión del ADN y esto tiene que ver con el encuentro, el equilibrio, esa es la concepción básica de la vida del humano y los mamíferos. Es decir, no es hermafrodita sino que tiene que ver con la reproducción a través del encuentro con otro: me tengo que poner de acuerdo con otro que encima es más distinto a mí. Eso se reproduce en la crianza también. Porque si a nuestros hijos los conquista una única verdad se reducen sus posibilidades. Permanentemente tienen que estar en el debate y en el equilibrio entre personas que construyen la realidad distinto, de eso distinto que no se opone sino que se complementa es que surge el proceso de crianza de nuestros hijos.
"Por otra parte, es válido marcar que se empezó a ver en el último tiempo padres y madres solos que llevan adelante una familia. Entonces será en la figura monoparental el ejercicio de ambas funciones y obviamente que en muchos casos está el acompañamiento de la familia ampliada que suele encontrar alguna otra figura que escenifica los roles".
—¿Cómo interpreta la psicología esa identificación del hijo con el padre del mismo sexo, es decir lo biológico como un factor de peso en la constitución de la personalidad en la crianza?
—Eso lo explicó una corriente particular que es la escuela del psicoanálisis que establece el complejo de Edipo y cómo el atravesamiento de ese complejo era necesario para llegar a ser un neurótico. No es una teoría que comparta, pero habría que preguntarle a un psicoanalista qué opina, para ser justos.
"En psicología, estamos observando que se modifica esta distinción del género tan marcado a través de la historia en todo lo que fue el reinado del hombre, que está instalado en el lenguaje mismo. La dialéctica está definida en el sol, la luna. Y está claro cuál es el machito, el más grandote, el más importante. Y por qué la luna, porque el ciclo lunar es de 28 días y mueve las mareas. Lo interesante es que más allá de cuál es más importante, solamente en el encuentro de esos dos astros se dan las condiciones para el desarrollo de la vida. Está todo en su equilibrio justo. En cuanto al modelo identificatorio de género justamente eso es lo que hoy vemos que está claramente transformándose. Es una constante en la consulta chicos adolescentes en cuanto a el planteo, NO el conflicto, NO el problema -es más problema para los papás- de, por ejemplo, no querer definir su orientación sexual. En el género entra a primar también, que así como el patriarcado marcaba las diferencias, el acento estaba puesto allí, en esta nueva era el acento es lo análogo.
—En el consultorio, ¿cómo viven los padres estos cambios?
—Lo que más genera es incertidumbre. La incertidumbre decimos en psicología moderna que es la madre de la ansiedad. Distinguimos ansiedad con un componente más somático, este sentir más en el cuerpo, con una expectativa ansiosa, nervios, con una sobreactivación. Es una situación propia de la posmodernidad o esta nueva era que cambia la manera en que el ser humano vive sobre la tierra, con tres denominadores comunes: diversidad, complejidad e incertidumbre. El conocimiento llegó a un punto tal como dijo Sócrates, que después de mucho pensar terminó diciendo "solo sé que no sé nada". Me río, en mi práctica clínica tenía muchas más certezas recién recibido que a 25 años de trabajo clínico.
"Justamente lo que observo en esta necesaria y justa reivindicación de la mujer -esto lo digo a título personal- se ha producido como un efecto pendular que de un extremo nos hemos ido al otro. Pudiendo hablar de matriarcados, en donde a la inversa de lo otro también prima un desequilibrio, un exceso de poder asignado a un género en particular: la mujer. Mientras que el modelo patriarcal se sostenía en devastar la posición de la mujer asignándole un "destino" que era ser buena, abnegada, la que conseguía un buen marido, ser madre, etc, devaluando la verdadera potencialidad de ser mujer, que en definitiva es la potencialidad del verdadero género que es el humano; ahora bien se ha producido cierta demonización del ser hombre en la violencia. De una lucha que fue justa, en su exageración los hombres se sienten condenados en su condición de hombres y pasa en adolescentes varones.
—Entonces, volviendo a las funciones parentales esenciales ¿cuáles no deben faltar?
—Hoy por hoy en una familia tiene que haber amor y las funciones son lo nutricio, el abrigo, la comida y los límites. Tiene que estar el NO. Hay un profesor que estudió las diferencias en la educación. En el año 1969 en expresión a un movimiento mundial de jóvenes que luchaban contra una generación claramente definida patriarcal, que adoptó distintos nombres, en EE.UU. se expresaba contra la guerra de Vietnam, a través del movimiento hippie, ese año se hizo Woodstock. Fue una semana entera de recital, droga, ninguna ley. No hubo ningún muerto en todo ese encuentro. Treinta años después, en 1999 se hizo la reedición de Woodstock, con los hijos de esos hippies. Hubo más de 15 muertos. Los hijos educados sin límites tenían mucha más problemática de violencia. Entonces uno empezó a ver algo, en el patriarcado primaban las patologías por represión: neurosis. La represión del deseo. En esta nueva era no he visto tantos neuróticos en el consultorio. Son más conflictos en el control de impulsos. Conflictos interpersonales, problemas con la internalización de la ley. Problemas de consumo, adicciones.
"El ser buen padre para mí en un momento fue tan entendido como ser buena madre. Solamente tenía que ver con cambiar pañales también y hacer lo mismo que hacía la mujer pero nadie se quiso hacer cargo de ser el malo de la película. En la casa somos todos buenos. Llega un momento en que uno en la película de los hijos le toca jugar de "ortiva". Es el rol más feo. Dale un iphone, una play y somos todos divinos, pero cuando le tenés que decir que no puede ir a la fiesta de 15 porque no lo invitaron y no se puede colar, sos el peor de todos y hay que sostenerlo. Y ellos no van a tener que entender ni agradecer, se va a pudrir todo.
-Esa autoridad estaba asignada al padre. ¿Estamos ante una paternidad más vulnerable entonces?
-Creo que sí. Es responsabilidad nuestra también de corrernos demasiado y no seguir asumiendo determinados roles. Ahora no hay distinción en cuanto al género, pero de alguna manera ese rol tiene que estar. Es clave. La pregunta es: ¿está uno más facilitado que el otro para hacerlo? Por qué escuchabas antes "andá a bañarte" muchas veces por día pero solo salías corriendo cuando escuchabas la voz grave, el grito de papá. Bueno, esto también cambió. En este modelo familiar ya no están ni la mamá ni el papá, o el papá ahora sí está en la casa. Esa familia clásica se sostenía con un solo ingreso, hoy ya ninguna familia con aspiraciones de clase media puede hacerlo con un solo ingreso.
-Coincidís con que el modelo laboral actual sigue sosteniendo el modelo tradicional familiar, que expulsa al hombre de la casa, porque es más conveniente en cuanto a lo económico, las licencias, etc.
—Totalmente, pero a la inversa también. Si el nene tiene fiebre, ¿quién va? Así como prima aún un modelo patriarcal de autoridad, sigue primando el modelo matriarcal del cuidado. ¿Vos contratarías a un hombre para que cuide a tus hijos? No. Está asignado que el hombre no controla bien su lujuria y esto es también una distinción de género. Pero te aseguro que he visto personas abusadas por mujeres. Vemos y comprendemos tantas formas de sexualidad pero ahora cuando hablamos de abuso solo cuadra un estereotipo: el hombre con la nena. La pedofilia lo que menos distingue es de género. En el imaginario de la marginalidad para el hombre es la delincuencia y para la mujer es la prostitución y eso también es modelo de género, totalmente sesgado. Los ejemplos sobran: el dealer es hombre, el ladrón, etc.
"Creo que el hombre ha estado en una retracción y no sabe dónde está parado. Los padres que vienen al consultorio se les exigió -y está bueno- la equiparación de roles, porque ahora los dos laburamos, los dos lavamos, cocinamos, cuidamos, se tenía que dar, pero creo que hubo funciones que nos hicimos los distraídos y ninguno se hizo cargo de ser el malo. Nos convertimos en "amigos" de nuestros hijos adolescentes, en entenderlos siendo cómplices. Esto de "yo también lo hice" está bien, pero en función del rol que cumplís, cuando vos lo hiciste alguien te estaba cagando a pedos. Alguien tiene que estar haciendo eso. Tiene que haber un papá o mamá malos a los ojos del niño o adolescente.
—¿Qué diferencias encontrás con los padres jóvenes? ¿Cómo viven su paternidad?
—Tienen pautas distintas, que por un lado es un paternidad muy exigente en relación al estar. Pero se ve mucho la diferencia en relación a los abuelos. Porque no necesitan las seguridades que requerían los abuelos, como los ahorros. Son mucho más volátiles en el sentido de no acumular, las cosas no son para siempre. Nuestra generación, la generación X, sí teníamos los Durax para toda la vida, las ollas Essen. Eso se cayó con nosotros. Ya no hay nada para siempre. Esto de atesorar para estar seguros ya no corre. Capaz son menos ambiciosos y esto preocupa demasiado a los abuelos. No tienen un empleo fijo ninguno de los dos, no tienen obra social, y esto no es problema para ellos, sino para sus propios padres, porque a ellos alguien les dijo que no podían vivir sin OSDE 410. Y entonces cuando los pibes estos se les fueron a vivir a las sierras de Córdoba, se instalaron en la naturaleza y renuncian a tantas comodidades, estos abuelos se quieren morir, y lo peor es que así y todo sus nietos crecen bien y encima son felices, entonces se les descalabra todo el modelo. Esos abuelos responden al modelo patriarcal y en esta generación nuestra es donde más afectó la paternidad. Los más chicos ya vienen con otro rol más igualitario.
—Es decir que crían a sus hijos más como iguales. ¿Entonces cómo juega esa voz de autoridad?
—En una familia debe haber jerarquías, porque hay responsabilidades diferenciadas. Como yo le digo a mi hijo "no somos iguales". Yo te tengo que cuidar a vos, no vos a mí. Y por eso tengo que tener mayor poder que vos. La no jerarquía, el no orden, el todo es igual, puede ser peligroso. Siempre tiene que haber una ley, de hecho la primera ley que funda la sociedad según Levi Strauss es la ley del incesto y es intrafamiliar. Si vos me preguntás mi opinión profesional, sí tiene que haber autoridad, y tiene que haber modelo.
Una reflexión #EnVideoEQS por el Día del Padre. "Es lo mejor que pude leer del día del padre, es un texto de José Saramago".