Sofía solía bromear diciendo que su celular sabía más de ella que su mejor amiga. Mientras preparaba el almuerzo, charlaba con su amiga sobre la última receta que había encontrado en TikTok: “Estoy pensando en comprar una batidora nueva, la mía no da más”, dijo casualmente, sin pensar mucho en ello. 

Al otro día, mientras scrolleaba en sus redes sociales, notó que los anuncios de batidoras la perseguían como sombras persistentes. 

“¿Será casualidad?, pensó, recordando cómo días antes había hablado con su pareja sobre una vacaciones soñadas en Brasil, solo para que su pantalla se llenara de ofertas de vuelos y hoteles. Le vino a la mente un reel donde un hombre raro y medio friki con un sombrero de papel de aluminio hablaba sobre conspiraciones y vigilancia masiva.

El corazón le empezó a latir muy rápido. ¿Sería posible que su teléfono la estuviera espiando? La sensación de estar siendo observada comenzó a crecer. Se detuvo un momento, con el cuchillo en el aire, y una duda incómoda se apoderó de su mente: “¿Será posible que mi teléfono me esté escuchando?”. 

No sabía si sentir paranoia o reírse de lo absurdo, pero en lugar de entrar en pánico, soltó una risa nerviosa. Al final, decidió continuar con la preparación de la cena, pero más tarde se puso a investigar qué podía estar pasando y cómo proteger su privacidad.

La experiencia de Sofía, aunque perturbadora y algo cómica, es más común de lo que pensamos. En un mundo donde la conectividad es omnipresente, todos nuestros dispositivos empiezan a tener la capacidad de captar, almacenar y procesar datos de formas que no siempre comprendemos. Aunque suene a ciencia ficción, la escucha pasiva a través de los micrófonos de los celulares no es ningún mito. Muchos dispositivos y aplicaciones recogen el sonido ambiente en segundo plano, y utilizan esos datos para personalizar la publicidad que vemos.

En Argentina, los derechos a la privacidad, la protección de los datos personales y la autodeterminación informativa están amparados por varias normativas importantes. Las primeras son la Constitución Nacional y la de nuestra provincia. Asimismo, nuestro país ha firmado una serie de tratados internacionales que establecen estándares para la recolección y uso de datos en el ciberespacio, que resaltan la importancia de proteger nuestra intimidad en un mundo cada vez más globalizado y automatizado, donde los datos fluyen a través de fronteras sin que a veces sepamos quién, cómo, cuándo y dónde se utilizan.

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También existe un ley especial al respecto -con su respectivo decreto reglamentario-, que establece el marco principal para proteger los datos de las personas, asegurando que cualquier uso de esa información se haga con el consentimiento libre, específico e informado del titular. Esto significa que, en teoría, ninguna empresa puede recolectar, y mucho menos utilizar, nuestros datos sin nuestra autorización explícita. Esta ley es la 25.326 de Protección de Datos Personales, donde se regulan los derechos de acceso, rectificación, actualización, supresión y confidencialidad de nuestros datos personales, otorgando una especial protección a aquella información que se considere “sensible” (origen racial, étnico, opiniones políticas, creencias religiosas, filosóficas o morales, afiliación sindical, datos de salud o de índole sexual).

 Si bien todo esto suena técnico, el mensaje de la normativa es claro: tenemos el derecho de controlar quién tiene acceso a nuestra información y cómo se utiliza. Y gracias a los diversos tratados internacionales en la materia se han fortalecido las medidas de protección internacionales, exigiendo que las transferencias de datos entre países estén sujetas a un nivel adecuado de seguridad para nuestra información.

Sin embargo, a pesar de toda esta serie de normas, existen grandes lagunas y falta de supervisión. Las empresas tecnológicas aprovechan estos grises y de los famosos “términos y condiciones” que nadie lee (excepto quizás algún obsesivo). Utilizan esta información para vender más y más, y a veces el costo real somos nosotros: nuestras vidas privadas convertidas en estadísticas y patrones de consumo.

 Como dato de color de la falta de supervisión y control, y a 24 años de la promulgación de la Ley de Protección de Datos Personales, el 8 de octubre, a través del Boletín Oficial de la Nación, se anunció que por primera vez un organismo del Estado (la AFIP) designó un Delegado de Protección de Datos Personales. Esta noticia da cuenta de lo mucho que falta para que el Estado comprenda y actúe en consecuencia en relación a la protección de los datos personales de la ciudadanía.

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Qué podemos hacer para protegernos del uso indebido de nuestros datos personales por parte de empresas, el Estado y otros individuos

  • Controlá los permisos de tus aplicaciones: Antes de descargar una app -o ingresando a la configuración de la misma si ya está descargada-, revisá qué permisos te solicita. Si una aplicación de entretenimiento o un juego te pide acceso al micrófono, pensalo dos veces.
  • Desactivá la escucha pasiva: muchos dispositivos tienen configuraciones que permiten desactivar la función de “escucha pasiva”, buceá en un teléfono y encontrá esta opción que va a impedir que las aplicaciones te escuchen aunque no las estés usando.
  • Informate sobre tus derechos: la Ley de Protección de Datos Personales y su reglamentación, así como todas las otras normativas que mencioné te permiten exigir información sobre qué datos se están recopilando, quién es el responsable y para qué se utilizan. Si algo te parece irregular, ¡tenés derecho a pedir explicaciones!
  • Protegé tus dispositivos y conexiones: usá contraseñas robustas (minúsculas, mayúsculas, números y símbolos, no uses tu nombre y tu año de nacimiento) e intentá no conectarte a redes Wi-Fi públicas sin protección de antivirus.

 Si alguna vez sentís que tu privacidad fue violada o que tus datos están siendo utilizados sin tu consentimiento, es importante actuar rápidamente. Un abogado especializado en derecho informático puede ayudarte a entender cómo proteger tus derechos y recuperar el control de tu información, e incluso a demandar por daños y perjuicios al responsable del cuidado de tus datos.

            A veces, el primer paso hacia la seguridad es simplemente estar informado.

Un plus: Recomendaciones culturales para comprender el fenómeno.

Algunas películas, documentales y libros para ahondar en materia:

Películas

  1. "The Circle" (2017): Basada en la novela homónima de Dave Eggers, esta película explora cómo las grandes corporaciones tecnológicas pueden controlar y manipular la privacidad de los individuos. A medida que la protagonista se involucra con una empresa que promueve la transparencia total, empieza a cuestionar el precio que pagamos por la falta de privacidad.
  2. "Snowden" (2016): Dirigida por Oliver Stone, esta película cuenta la historia de Edward Snowden, el excontratista de la NSA que filtró documentos clasificados y expuso los programas de vigilancia masiva del gobierno estadounidense. Es un relato impactante sobre el control de la información y la lucha por la privacidad en la era digital.
  3. "Minority Report" (2002): Aunque es una película de ciencia ficción, plantea una interesante reflexión sobre el uso de la tecnología para predecir delitos antes de que ocurran. Aborda cuestiones éticas y la invasión a la privacidad de las personas, mostrando un futuro donde la privacidad es casi inexistente.

Documentales

  1. "Nada es privado" (2019): Este documental de Netflix profundiza en el escándalo de Cambridge Analytica y el uso indebido de los datos de millones de personas en la campaña electoral estadounidense y el Brexit. Es una excelente introducción a cómo se manipulan los datos a gran escala para influir en la opinión pública.
  2. "Citizenfour" (2014): Un documental premiado sobre Edward Snowden, dirigido por Laura Poitras. Narra el momento en que Snowden revela los programas de vigilancia masiva de la NSA, brindando una visión de primera mano de cómo los gobiernos pueden espiar a los ciudadanos.
  3. "Terms and Conditions May Apply" (2013): Este documental explora las complejas y ocultas cláusulas de privacidad en los términos y condiciones que aceptamos en línea, mostrando cómo renunciamos a nuestra privacidad sin darnos cuenta al utilizar servicios gratuitos.

Libros

  1. "1984" de George Orwell: Aunque es una novela distópica publicada en 1949, sigue siendo increíblemente relevante en el contexto de la vigilancia masiva y el control del estado sobre la información. El concepto de "Gran Hermano" es una referencia omnipresente en las discusiones sobre la privacidad digital.
  2. "La era del capitalismo de vigilancia” de Shoshana Zuboff: Este libro examina cómo las grandes empresas tecnológicas han creado un modelo económico basado en la vigilancia de los usuarios y el uso de datos para influir en sus comportamientos. Es una lectura esencial para entender el impacto del capitalismo de datos en la sociedad moderna.
  3. "Data and Goliath" de Bruce Schneier: Schneier, un experto en seguridad informática, explora cómo los gobiernos y las corporaciones están recopilando y utilizando nuestros datos. Ofrece no solo un análisis detallado de la situación actual, sino también estrategias prácticas para proteger la privacidad.