Por Milagros Nores

Uno de los objetivos cumplidos en el instituto que fundó hace 46 años Berta "Cuqui" Calderón de Anselmo, es "incorporar la danza al proyecto de vida de las alumnas".

Así lo sintió cuando se propuso abrir en mayo de 1972 en Esquel el Instituto Integral de Arte, y así se cumple hoy, después de haber soltado al mundo a más de 80 egresadas, profesoras de danza, a la temprana edad de 17 años.

El instituto cuenta con una matrícula estable de aproximadamente cien alumnas por año, que recorren el nada sencillo camino de la danza desde el nivel inicial, con apenas cuatro, cinco o hasta siete años, incorporando un lenguaje único, atravesando todas las etapas de su infancia y adolescencia bailando, hasta su consagración como profesoras, tras diez años de aprendizaje.

Cuqui, la mentora, es de Paraná, Entre Ríos. Se formó desde pequeña en danzas, en una academia privada, en la que se recibió a los 14 años de Profesora Elemental de Danza y a los 17 de Profesora Superior, pero además estudió Profesorado en Ciencias de la Educación. Desde que llegó a Esquel su vida se dividió entre esas dos pasiones, y se entregó a ambas mientras criaba a sus cuatro hijas.

"He trabajado sin parar toda mi vida" dice Cuqui. En su presente disfruta de estar jubilada en la educación pero sigue consagrada a su instituto dando clases a la edad de 70 años y supervisando cada detalle como el primer día.

¿En qué consiste la formación que se brinda en el instituto?

El instituto Integral de Arte es privado, brinda la formación de Profesor/a de Danza Clásica y/o Danza Española. Son diez años divididos en tres ciclos. Preparatorio, elemental y superior. En ese tiempo atraviesan la formación de intérprete (bailarín) y profesor.

El título que se otorga y la formación que se da intenta ser lo más pedagógica posible para formar profesores. Cabe destacar que es un instituto sin reconocimiento oficial. Es decir que pueden dar clases a nivel privado y a veces son convocadas por talleres municipales. Eventualmente, si no hay oposición de títulos, están perfectamente preparadas y capacitadas para dar clase en un ámbito público.

¿Cómo fueron tus comienzos en la enseñanza?

Cuando tenía 17 años no existía lo pedagógico. Simplemente te ponían en situación de dar clase con la técnica que tenías. A partir de mi estudio posterior en educación empecé a ver las cosas de otra manera. Pero me animé a ponerlo en práctica en el instituto recién hace unos años.

Cuando llegué a Esquel puse un aviso en el diario ¡y vinieron! Era algo novedoso para acá. Empecé con chicas de 8-9 años y algunas adolescentes. Para el ´78 ya habían egresado mis primeras alumnas, con una formación más acotada porque ya eran más grandes y lo hicieron más intensivo.

Con toda esa carga pedagógica, cuando me jubilé empecé a pensar la enseñanza de las chicas como una formación más completa.

¿Qué sentís que brinda la danza a un niño en formación?

Nosotros nos tenemos que sentir como elegidas en esta matrícula tan importante que tenemos. Porque es como que vamos fuera del momento económico, cultural y educativo. Digo económico porque tienen que pagar una cuota y a veces no es fácil. Y desde la danza, cuando empieza la técnica es algo que va en contra de lo que culturalmente, socialmente y en las escuelas se les requiere: una disciplina y rutina que no hay en otro ámbito de su vida.

Suena difícil sostener la enseñanza de la danza a una adolescente en esta época

Socialmente están sobrepasados de la cosa tecnológica, para ellos todo fluye, y sino fluye esperan que fluya con el menor esfuerzo posible. Y en esta formación en danza hay que esforzarse, comprometerse, poner en ejercicio la voluntad, soportar una disciplina que no es de gritos, sino de consignas que sí o sí tenés que incorporar y a las que te tenés que ajustar.

¿Se puede cambiar la forma de impartir la danza con el tiempo?

La técnica clásica académica es una. Es rigurosa. Hay posiciones universales, un idioma que es el francés. Hay que tratar de acercarse lo mejor posible a eso. Hay cierto grado de rigidez y estereotipo en la técnica.

Pero nosotros lo planteamos desde un clima de orden, de consignas claras pero todo con flexibilidad y armonía, tratando de estimular la comunicación y sobretodo una relación horizontal entre maestro y alumno. La autoridad es desde el lugar de poder orientar, esclarecer. Pero sobre la base de algo distendido, flexible, sin castigos ni ponerte en evidencia. Desde la confianza. Dándoles lugar una y mil veces al error, porque de eso se aprende.

Además, acá no hay favoritismos, excepto las que se reciben. Solo en el último año se destacan de las demás. Hacen cada una de ellas un solo que investigan y crean personalmente.

Cómo medirías tus logros en estos 46 años de enseñanza

Haber podido sostener la escuela ininterrumpidamente, con la medida y de acuerdo al momento que iba pasando, porque cuando llegué a Esquel y comencé con danzas me vinieron a buscar de las escuelas por mi formación en Ciencias de la Educación. Cuando me ví tan requerida por las escuelas, me achiqué en danzas y mantuve grupos reducidos pero nunca cerré la escuela. Hasta que empezaron a recibirse alumnas que me pudieron ayudar y hacerse cargo de clases. Ya en el 97 me jubilé y empecé a dedicarme de nuevo absolutamente y la escuela comenzó a crecer mucho más.

El otro logro es retener diez años en la escuela un niño que se convierte en adolescente, casi joven, es otro logro. Y que cien chicas lleguen a diciembre durante el año también.

También puedo destacar que tengo cuatro profesoras que hacen de esto una forma de vida en lo económico, más allá de su pasión por enseñar.

Otro orgullo que tengo es que cinco alumnas de mi instituto han ingresado a la UNA (Universidad Nacional de Arte), para continuar su formación en el nivel universitario, como lo es la Licenciatura en coreografía con orientación en danzas.

Cuqui destaca las capacitaciones y viajes que forman parte de la planificación anual del instituto.

"Todos los años hacemos seminarios o capacitaciones, en las que traemos profesores de Buenos Aires y una vez por año viajamos para allá con las alumnas a partir de los 12 años. Yo elijo lugares donde se imparte oficialmente la enseñanza que son muy reconocidos y allí vamos. Puede ser la universidad, la Fundación Julio Boca, u otros.

"El próximo viaje es en septiembre y somos 38 o 40. La comisión de padres trabaja mucho para recaudar los fondos. Las chicas viajan con alojamiento, comida, y seminarios pagos.  Siempre tratamos de que coincida con alguna función en el Teatro Colón. En esta oportunidad vamos a ver Romeo y Julieta.

"Ese viaje, más los seminarios, hacen que a las chicas les dé un bagaje de estímulos muy importante, les abre un panorama que las entusiasma, y les despierta la vocación".