Nicolás Bagnato: La voz del Tributo a Queen en España
El esquelense armó su vida en la ciudad de Montilla. Hizo experiencia como cantante y hoy encarna a Freddie Mercury en un show con gran aceptación regional.
Por Milagros Nores
Dejó su vida en Esquel a los 21 años y se fue directo a España, siguiendo los pasos de su hermano mayor, Roberto, que trabajaba en una empresa textil. La antigua ciudad andaluza de Montilla, al sur del país, se transformó en su hogar. Con el tiempo, su hermano se volvió a Argentina, pero Nicolás se quedó.
"No le doy mucha cabida a la nostalgia" dice. "Ahora mismo estoy cómodo, sacándome las ganas de hacer esto con la música, que fue lo que soñé".
Describe a Montilla como una tierra de viñedos y aceitunas, de interminables ferias "en honor a todo", donde el verano dura cuatro meses y el calor puede llegar a ser aplastante, hasta unos 50 grados, casi sin árboles para hacer sombra. De día, la rutina de casa al trabajo que tiene desde hace diez años, en una herboristería. Una vida pacífica con su pareja de hace 18 años, Amelia, y la compañía de su perro labrador. De noche, la transformación. Poner el cuerpo y adueñarse de la escena para encarnar a Freddie Mercury en un show tributo.
La oportunidad llegó como un broche a lo que Nicolás viene haciendo desde que llegó a España: cantar.
EQS: —No cualquiera se atreve a personificar a Freddy Mercury
NB: —No, Freddie era un frontman, mucho más que un gran cantante. Llevo muchos años escuchándolo y cada día me sorprende más. Ahora que canto sus canciones y tengo que moverme y prepararme físicamente me di cuenta de lo enorme que era y lo complicado que es personificarlo. Igual ni le atamos los cordones, pero lo disfruto mucho. Hay una frase que alguien me dijo y me gusta para describir lo que hago: "es jugar al carnaval para descansar de uno mismo". Juego a disfrazarme, a interpretar un personaje. Cuando me invitaron a participar dije "esta es la mía". Me busqué la campera amarilla de Freddie y la compré, salgo con la campera y es muy divertido porque a la gente le encanta. Es una actitud de transformación, porque me considero un introvertido y luego ahí arriba me desato. Mejor o peor lo haré, pero no tengo que luchar contra la vergüenza.
EQS: —¿Cómo fue tu camino en la interpretación?
NB: —Siempre fui un autodidacta. Acá en Andalucía hay mucho ambiente musical. En cada ciudad te encontrás con grupos de cualquier estilo, de flamenco, sevillana, rock, pop-rock español. Hay ferias todo el tiempo: si no es la vendimia, la feria del pueblo, la cata de la cerveza, del vino, la noche de luna llena. Siempre hay alguna historia para reunirse en fiestas. Son sagradas y eso da mucho movimiento y atractivo. Montilla debe tener 15 o 20 bandas tocando permanentemente (ahora están todos parados, sin laburo por la pandemia). De todos modos cuando llegué a España, primero me costó mucho porque estaba ilegal, trabajando en bares y no la pasaba bien. Tres años después surgió entrar a una gran orquesta a cantar y a partir de ahí pude tener cobertura social y cambió todo.
EQS: —¿Pudiste sostenerte económicamente con ese trabajo?
NB: —Sí. Se vivía muy bien. Me contrataron para recorrer estas ferias de ciudades y animar a la gente. Ahí conocí a Amelia, que también es cantante. Trabajábamos de noche, viajábamos todos los días. Esa rutina la debo haber mantenido unos tres años. Lo dejamos para poder cambiar de vida, porque llega un momento que te cansa, pero gracias a ese trabajo conseguí la residencia y me pude estabilizar materialmente. En general la música es un trabajo más del que se puede vivir y ganar un buen dinero.
EQS: —¿Cómo surgió el Tributo a Queen?
NB: —Al grupo con el que estoy ahora lo conocí cuando llegué, se llama Reunión y hacen covers. Sus miembros no están dedicados enteramente a la música, tienen otros trabajos. Hacen esto por placer, pero llevan 20 años tocando. Un día, decidieron orientarse más a teatros y hace unos seis años me invitaron a hacer un musical que homenajeaba distintas películas y canciones emblemáticas. Querían ampliar repertorio con temas en inglés y me convocaron. Fue un éxito. Lo representamos en la misma ciudad 14 veces. Hicimos gira por la toda la región. El último show fue en la plaza local con unas seis mil personas. Ahí empecé a insistir con tener temas de Queen. Vimos que salían bien, que a la gente le gustaban y un día dijimos "hagamos un tributo". Nos fue bárbaro. Después llegó lo del COVID y se frenó.
EQS: —¿La idea para el Tributo era seguir haciendo giras?
NB: —Lo del tributo estaba empezando a despegar. Nos queda mucho por recorrer. Solo en Montilla lo presentamos ocho veces y siempre estuvo lleno. El último show que hicimos fue en una avenida con cinco mil personas en la calle. Eso fue en diciembre. En marzo teníamos otro pero ya no se pudo hacer. Pero además, ya habíamos conseguido un representante, que es el que se encarga de promocionar el show en los ayuntamientos de las ciudades. Empezó a darnos un montón de conciertos para los meses de verano, pero ahí hubo otro tema, y es que no coincidíamos con los trabajos de todos.
EQS: —Es decir que no hay una proyección de dedicación full time a estos conciertos...
NB: —Por el momento no podemos dejar de verlo como un hobby. Decidir encarar algo así full time son decisiones que hay que evaluar familiarmente antes de llevarlos a un nivel más intenso. Yo también trabajo de lo que me gusta. Tendría que prescindir de lo que hago. Amo mi trabajo. No soy dueño del negocio, pero tengo un horario flexible, descubrí que da un contacto estrecho con la gente, la medicina natural da mucha satisfacción, esto de hacer sentir bien a las personas con plantas naturales, con la fitoterapia... Me ha dado la posibilidad de prepararme y tener un contacto más cercano con lo que da la tierra.
EQS: —¿En qué situación está Montilla con respecto al COVID y qué cosas cambiaron en tu vida a partir de eso?
NB: —Por suerte no afectó mi economía, la medicina alternativa y alimentación ecológica son de primera necesidad. Mi mujer es docente así que hace unas semanas empezó online. Montilla habrá pasado ya los 150 infectados y más o menos unos 40 fallecimientos. Está todo el mundo con la mascarilla en la calle, cambió la forma de vida. Al principio estuve trabajando media jornada. No había un alma en la calle ni se podía salir. Ahora que la gente vuelve un poco a salir otra vez hubo rebrote y estamos al mismo nivel pero ya no pueden volver a confinar. Porque para la economía del país sería tremendo.
En cuanto a la banda, cuando estábamos preparando un nuevo show Tributo en una ciudad que está a unos 30 km, se paró todo y dejamos de vernos unos tres meses. Cuando se levantó el confinamiento nos juntamos e hicimos el concierto que teníamos previsto para marzo. Fue atípico, todo el mundo sentado, con no más de 80 personas. Somos de las pocas bandas que se han dado el gusto de poder tocar durante la pandemia. Ahora no volvemos hasta el año próximo.
EQS: —¿Con tantos años de vivir afuera de tu país, cómo se lleva la distancia con la familia o amigos? ¿Nunca fantaseás con volver?
NB: —Ahora mismo no pienso en volver, hago lo que me gusta, sacándome las ganas de hacer esto con la música, que fue lo que soñé. Mi vida la empecé a formar acá, tengo mi lugar, mi trabajo estable, mi pareja. Es un sentimiento de seguridad, de estabilidad. De Argentina, lo que más extraño es a mi familia, mi primo, compartir ese sentido de la amistad que tenemos, que es mucho más estrecho, una serie de códigos que acá se pierden, tienen otra forma de entenderse. Te terminás acostumbrando a este modo con el tiempo, a las ausencias. Acá me pasa cuando viajo y me voy acercando a una montaña, me produce algo, una sensación difícil de transmitir. Lo mismo con el verde. Voy a pasear a mi perro a un parque donde hay muchos pinos y me siento como en casa. Es ese contacto con la tierra que uno lleva adentro. El otro día pusieron un video del parque (Los Alerces). Es impresionante. O también ver una foto de Esquel de noche, eso me sigue provocando mucha emoción, un nudo en la garganta, a pesar de los años. Trato de no pensarlo mucho pero creo que eso no se pierde nunca, el amor que te deja tu lugar.