"Decir que soy trans trae toda una historia atrás, no sé si es mejor o peor que la de una mujer cis (*) , no puedo evaluar eso. Pero a mí me pasaron cuestiones por ser puto, por ser pobre, por ser indio, por ser travesti, por ser trava. Todas esas cosas me colocaron en un lugar entre los privilegios y las opresiones, entonces yo necesito decir al mundo quién soy pero no para instalarme como una víctima, no soy una víctima, soy una mujer orgullosa de ser trans, eso soy. Soy una ciudadana con mis derechos y obligaciones y vivo en un país con Ley de Identidad de Género", así se presenta Nadia.

Es activista de los derechos humanos y la diversidad de género, Directora de Género y Diversidad de Trelew, nacida en Esquel y vuelta a nacer con la Ley 26,743. Dice que se muestra a través del lenguaje, discute sus usos "convencionales" y dejó de "vivir de a ratos" a sus 26 años: "En una foto puedo pasar como una mujer cis tal vez, pero a mi no me interesa porque no soy una mujer cis, soy una mujer trans".

Sus expresiones buscan vericuetos para decir "lo otro", "lo no dicho", lo diverso. Es una luchadora por la "rehumanización de la diversidad humana". Nadia Jazmín del Rosario Zúñiga Sánchez Ley 26.743, parida por la Ley de Identidad de Género es su nombre completo. Nació el 4 de febrero de 1970 y es la mayor de tres: "Para mis papás fui su primer hijo varón, para ellos fue un proceso muy importante: Yo no tuve suerte, tuve una familia que siempre me acompañó. Si bien cuestiono el concepto de familia, por que "la familia" tiene hijos heterosexuales, mi familia fue una familia disidente, tuvieron un hijo puto y decidieron acompañarme como pudieron con las herramientas que tenían".

¿Cómo viviste tu infancia en Esquel?

Fui a la Escuela 24 y después al Salesiano. Fui criada en el patriarcado: si para comer había dos pedazos de carne uno iba para mi papá y otro para mí. A los 4 o 5 se empezaron a dar cuenta y mi abuela Tomasa fue la primera en abrazarme. Me acuerdo cuando era chica que iba con Fanny a la escuela - ella es otra mujer trans de Esquel - y hubo intentos de separarnos porque nos potenciábamos. Una vez nos lo prohibieron y nos dejábamos cartitas en un patiecito que había en el Bella Vista, de esa manera nos encontrábamos, nunca hubiese podido hacerlo sola.

Yo había algo que no entendía, mi papá me cuidaba mucho y no me dejaba juntarme con otros varones a jugar a la pelota. Yo sentía que mi papá me protegía, para mí mis compañeros eran brutos y yo los miraba cómo jugaban pero no podía jugar con ellos porque eran los mismos que me maltrataban en la escuela.

¿Cómo era el trato en la escuela?

El tema es que las infancias saben todo, pero aprenden mal. "No te juntes con el porque es puto", "Si te juntás sos un puto más", les dicen y como elles no quieren ser parte de eso, golpean, no te ven como un ser humane sino como un "demonio". Y ellos aprenden eso de las personas adultas y lamentablemente eso se transforma en diversión. De ahí que sea importante trabajar con los docentes, ir deconstruyendo de a poquito.

Después nos fuimos con toda mi familia a Trelew, a mis 19 años. Yo venía del Salesiano a donde van "los hijos de".... y un puto del Bella Vista. Que encima se creyó también ese verso de que el colegio Salesiano no se qué y los colegios son todos iguales. Si no abrazan la diversidad son todas la misma mierda y estamos trabajando para modificarlo.

¿Porqué decís que hasta tus 27 viviste "de a ratos"?

Cuando nos fuimos empecé a trabajar en Trelew picando piedras. Me había llevado la máquina de escribir, y pensaba que no había estudiado para picar piedras, así empecé a redactar notas que me pedían en el barrio, Tiro Federal, y terminé trabajando de secretaria en el club. Una se va defendiendo con lo que tiene a mano, y de pronto en el club por ahí tenía que ir a la cancha y si alguno me miraba o se burlaba, los chicos me defendían.

Ahí había encontrado un lugar en el que sentirme segura y me invitaban a los cumpleaños. Para ir yo me montaba, pero en casa todavía no. El sistema patriarcal en el que me había criado era tal que yo cobraba mi sueldo y se lo daba a mi mamá, en mi casa no podía todavía ser yo. Eso me producía mucha angustia porque escondía lo que soy y parece que no merecés vivir, tenía ideas de suicidio, todos decían que eramos enfermos. Un día renuncié y dije voy a estudiar y salí a vivir. De pronto iba del brazo con Fanny en pleno centro de Trelew y me reflejé en una vidriera de un comercio y me vi de tacos, minifalda, y ahí no paré.

Cuando se lo dije a mi papá, mi mamá ya había fallecido. Él me respondió: "Si Dios te hizo así, yo te quiero".

Ser trans en un mundo heteronormado

"Yo soy. Muchos hablan de un proceso de transición y de llegar a esa binaridad: ser lo más parecido a una mujer o lo más parecido a un hombre. Es válido, pero digo que una es, siempre fue, llega un momento en que empezás a priorizarlo. Cuando querés encontrar qué carajo es la felicidad, todos nos preguntamos ¿Cómo vamos a ser felices si todos nos dicen quienes somos? Para cada persona que existe, hay una manera de ser.

Si te ponés a pensar los desastres que ha hecho la biomedicina y el mercado para que nos "parezcamos" a una mujer, inyectándonos aceite de avión, siliconas.... y todo para parecernos a lo que un hombre quiere consumir. Porque ¿Cómo una mujer va a tener pene? Estamos en una sociedad que no imagina a las personas intersex. Yo me siento tan orgullosa que no necesito hormonizarme, implantarme, amo mi cuerpo como es. Y es un desafío para las personas trans entender que somos personas maravillosas. De ahí que tenemos que deconstruir la identidad trans que tenemos, porque para algunos los que tenemos pene somos "locos" y yo quiero que se me note que soy trans".

¿Cómo deconstruir la estigmatización?

Si nos corremos del concepto de "puto", nos entendemos como humanes. Si somos humanes tenemos derechos y obligaciones. Si lo vulnerado fueron nuestros derechos, vamos entonces por ellos. Por eso para mí la Dirección es un espacio ganado, porque el Estado está cumpliendo con la garantía de derechos de un colectivo importantísimo de la sociedad, una minoría que capaz que es mayoría.

Estaría bueno que los progenitores puedan tener en su cabeza el sueño de un hije que pueda ser una persona trans, entonces ya habrá un mundo pensado para esa persona. Familia que acompaña, escuela que acompaña, sociedad que acompaña.

Las trans somos sujetas políticas disidentes desde antes de nacer Porque ¿Quién sueña con una hija trans? ¿Cómo es el ajuar de une hije trans? Cuando conocí el feminismo, pude poner en palabras el orgullo que siento de ser. Yo usé como espacio de formación la cátedra de Género de la UNPSJB las preguntas que nos hacíamos, los debates... y acá estoy.

Ahí se me mencionó, pude participar, mi voz no era observada como la voz del puto que habla, ahí era Nadia. Por eso me enojo cuando se dicen cosas feas del feminismo, que simplemente es un movimiento que propone otra forma de vida, de vincularnos y no es con o sin los hombres, es entre todes. Ya ni siquiera podemos pensar el feminismo en contra de los hombres, ¿vamos a poder armar eso? Yo estoy convencida que sí, aunque hay cuestiones que no voy a ver por la finitud de la vida, pero es importante ser parte de esta revolución que estamos generando.

Una venganza amorosa: El desafío de llegar a vieja

"Una vez dije que las trans tenemos el desafío de llegar a viejas y con dignidad. Alguien me respondió "y saludable", y eso me encantó: poder proyectar mi vejez. Nosotras tenemos un promedio de 35-40 años, hemos avanzado un poco pero no en el promedio de vida. Por asesinatos, por las siliconas, el VIH, por no tener trabajo, la prostitución, el acoholismo y el consumo de otras sustancias. Cada vez que nos asesinan nos destrozan: todo el odio volcado sobre el cuerpo. Por eso esa venganza amorosa de querer llegar a vieja de la que habla Susy Shock. A veces una siente miedo por la sobreexposición que tenemos, porque hay un gran avance de los antiderechos que van por la Ley de Identidad de Género. Están diciendo que no quieren trans, putos, no quieren "demonios". Y lo dicen en su lenguaje, cuando veo su avance, no puedo olvidarme de las mujeres que quemaban en las hogueras, eran las brujas, nosotres, demonios.

Yo desde los 27 y hasta los 45 habían días que no tenía alimento y mi familia me lo daba. Mis hermanas me compraban zapatos ¿Cómo no voy a ser feliz? Tu ser tiene que ver con tu historia, cuando reviso la mía, tengo muchísimos abrazos de muchísimas personas. Y eso me hace sentir orgullo porque mientras había una sociedad afuera que cualquiera se sentía legitimado a golpearme, mi familia me abrazaba.

Eso soñamos, que nos abracen como hijas trans o hijos trans. Como decía Lohana Berkins, "si una trans va a la universidad, se modifica la vida de esa trans. Ahora si muchas trans van a la universidad, se transforma el mundo".

(*) Cisgénero es para quien coincide la identidad de género con la sexualidad biológica que se le asignó al nacer.