Por Milagros Nores

A primera vista, tomar contacto con el enorme repertorio de objetos del más diverso coleccionista esquelense abruma; más cuando transmite que se está por mudar. Allí podría pensarse que no se trasladan cosas, sino objetos con alma. A juzgar por el privilegiado espacio que ocupan las colecciones de Diego Álvarez en los ambientes de su casa, queda claro que no se trata de un pasatiempo. Coleccionar es su modo de vida.

Este aficionado describe el hallazgo de varios de sus objetos como  "excavaciones", "búsquedas del tesoro" y "excursiones" a distintos campos y lugares de la zona. Pico y pala, con detector de metales. Significativamente diferente a googlear compra-ventas. Acá hay una auténtica cacería.

Desde que cerró su despensa "El Farolito" que funcionaba delante de su casa, Diego se dedica  a la carpintería, pero su veta de coleccionista lo sigue fascinando y ocupando (en serio). En su casa hay vitrinas con botellas, sifones, latas, carteles, banderines, chapitas, estanterías con juguetes donde predomina He Man, sorpresitas Jack, autos de colección, entre otras maravillas.

Coleccionistas: Diego Álvarez y el sueño de la muestra propia
Diego halló latas insólitas que solo tenían 5 personas en el país
Coleccionistas: Diego Álvarez y el sueño de la muestra propia
He Man por Top Toys, industria argentina

Lo esencial no es invisible a un coleccionista. Después de tantos años Diego tiene el ojo entrenado para detectar materiales, épocas, procedencias y jugosos detalles. Detrás de cada pieza hay una historia para contar, una investigación que la descompone en distintos aspectos: el reflejo de las costumbres de una generación, de una zona en particular, por ejemplo Esquel y cómo está fabricada es el reflejo del modo de producción de una época histórica.

"Empecé en esto como tantos chicos, juntando juguetes. El castillo de He Man me lo compró mi vieja a los cuatro años. Me empecé a motivar porque antes las cosas costaban, no es como ahora. Mi primer juguete es Merman, mis viejos me dijeron "lo perdés y no se te compra nada más". De He Man tengo una colección muy grande".

Coleccionistas: Diego Álvarez y el sueño de la muestra propia
Merman extremidades azules-He Man

"Da la casualidad que ya cuando entro a los grupo de coleccionistas grandes de He Man de todo el mundo, me entero que este juguete en particular se llama "Merman extremidades azules", porque los brazos, las piernas y la cabeza son de otro color al muñeco común y este es uno de los más raros y caros que hay -comenta- Ahí arranco a conocer la industria del juguete. Lo que ves acá es todo Top Toys que es lo argentino. Es la primera camada de muñecos He Man de industria nacional, o sea eran lo más" señala.

#EnVideoEQS un paneo por lo que expone en un cuarto de su casa, antes de la mudanza

"Esquel tiene algunos coleccionistas, hay de etiquetas de cigarrillos, de Comics, de vinilos, pero no conozco muchos como yo -cuenta- Tengo memoria selectiva. De mi colección de 4 mil latas estoy seguro que no le erro si te digo que veo una lata y sé si la tengo o no" revela.

"En algún momento mi idea es construirme un local, poner un museo. En algún tiempo lo intenté y no se pudo. A pesar de que ya vendí gran parte de mi colección sé que por ahí es bastante fácil volver a arrancar porque los contactos ya los tengo y cuando empecé en esto era el más chico, "el pibe del sur", "el que se iba hasta Buenos Aires" en un hobby de gente muy grande por lo general. Hoy soy respetado y querido en un ambiente jodido, porque donde te perdieron la confianza ya está".

Reflejos de una época 

"En un momento empecé a llevar las cosas a otro nivel y empecé a buscar lugares donde habían pasado las cosas. Uno cuando piensa en Esquel, se pregunta ¿qué hacía la gente acá?. Cuando venía el tipo en La Trochita para vender cosas, se bajaba y por lo general se iba a Fontana al fondo donde estaba el cabaret de "Doña Rosa", donde más abajo había un bar y enfrente había otro. La gente pensá que vendía y se quedaba en un pueblo sin mucho para hacer. Ahí dije "vamos al cabaret a ver qué encontramos. Una vez vinieron tres amigos "botelleros"  y nos fuimos al patio del cabaret para hacer la excavación. Encontramos cualquier cantidad de botellas. Y claro, las mismas chicas que trabajaban vivían ahí, todo transcurría en ese lugar. Además, antes no había basurero, o sea que enterraban las botellas. Imaginate que en algún lado había que meter los envases".

Coleccionistas: Diego Álvarez y el sueño de la muestra propia
Colección de botellas y envases que tuvo expuestas en su kiosco

Lo mismo se repitió en el antiguo campamento de la Hidroeléctrica, en la época de su construcción. "Había una zona roja donde se llevaba alcohol. Un amigo me tiró el dato y fuimos, encontramos muchas botellas". Sus expediciones también lo llevaron a distintos Ramos Generales. "Una cosa te va llevando a la otra. Tenés una botella y querés tener la propaganda, el cartel y la chapita. Me apasiona recrear el ambiente de las pulperías. Ahí se invertía mucho porque la gente, además de juntarse a tomar algo, estaban las noticias, esto de "llegué hoy en el tren, me agarró la nieve, no puedo mover la carreta". Tenían que tener un stock para eso.

"Otro detalle es que a las botellas que venían en carreta no se les pegaba la etiqueta. Entonces se las daban al que manejaba. Ese tipo traía un talonario de etiquetas al dueño del boliche y ese se las tenías que pegar, pero a veces no le daban bola y ponían la botella sola. Entonces me pasó de ir al Ramos Generales de Ñorquinco, abrir un cajón y encontrarme con un pilón de etiquetas. Ahí aproveché y completé una botella".

"Otra vez hice excavación en donde está el Colegio Salesiano. Ahí en un momento paraban las carretas con los caballos que traían botellas. Por ejemplo tengo una botella de Cristalería La Esperanza, que existió hasta 1925 nomás. Entonces vos sabés que llegó antes acá. En la botella observás el trabajo de los vidrios, los picos, pero también entender cómo era la época, cómo se sentaban las personas a conversar y las publicidades se hacían sobre esos objetos, como ceniceros, posavasos, carteles o los mismos dados. Tengo una de las botellas de Fernet que es primera camada. Tenía 49 de graduación alcohólica, y eso marca que fue cambiando el registro nacional en alcohol. Lo que es en latas también es super coleccionable lo que son los números de certificados, que te van marcando que varió la ley de alcohol. Sabés que a partir de esta lata empieza tal año o si tiene otra dirección es porque creció la empresa y se mudó a otro lado" remarca.

Una de las curiosidades bien locales que comenta Diego es que en Esquel hubo una gaseosa que que se llamó "Luisita", de naranja o de pomelo, que hacía la familia Pasquini. "Conseguí dos de esas pero ya no pude conseguir más".

Diego viajó varias veces a Buenos Aires a exponer, a visitar amigos coleccionistas y a canjear objetos. "Hay ferias re importantes como "Colcer", de coleccionistas de cerveza; "CyG", cervezas y gaseosas; la Convención Internacional de Coca Cola que se hacía en La Rural o en River. También las de juguetes".

Coleccionistas: Diego Álvarez y el sueño de la muestra propia
Expo en River de Coca Cola
Coleccionistas: Diego Álvarez y el sueño de la muestra propia
Coleccionistas

Entre los objetos de valor, explica que tiene carteles, muñecos y autos "súper coleccionables. Es decir que viene un tipo y te paga lo que valen. Si me interesa hacer algo así directamente levanto el teléfono y llamo a quien sé que me lo va a comprar, no lo expongo, porque tengo una red de contactos que me fui armando de cuando tenía mi despensa y tiempo para dedicarme más a descubrir este mundo. En Buenos Aires conocen mejor lo que valen las cosas y hay un mercado importante, con grandes coleccionistas. Por ejemplo tipos que coleccionan autos que no te dejan sacar ni fotos, porque allá sí pasan cosas".

Hace un tiempo vino un amigo coleccionista internacional solo de latas de chapa. "Ahora él viene y yo le regalo. O él me regala. Y me encanta empezar a formar parte de su colección, no solo guardar para decir "esto es mío", sino sentir que uno forma parte de otras colecciones o colaboró para completarlas".

Para Diego, compartir lo que sabe es parte fundamental de este pasatiempo y entiendo que seguramente es lo que lo diferencia con un acumulador y lo planta en su rol de coleccionista. "A mí me encantaría que la gente venga a ver mis cosas y yo poder contarles lo que sé, generar también coleccionismo con otros que hay en Esquel. Generar ferias de antigüedades donde venga gente a canjear también sus cosas. Ya llegará el momento".