El Departamento de Bromatología municipal desmintió un audio que circuló por whatsapp que indicaba que un camión con pollos en mal estado había llegado al supermercado La Anónima.

En un comunicado, el área precisó que "dicho mensaje no cuenta con sustento y el Departamento de Bromatología no tiene registro ni ha podido constatar dicha situación luego de visitar las tres sucursales locales constatando que la última introducción a las sucursales de Esquel con 3781 kilos sale de la localidad de Cipolletti desde el establecimiento oficial "Pollolin" (...) el día 29 de mayo, ingresando a Esquel el 31 de mayo (...)" y está habilitado por SENASA.

En diálogo con FM SOL, el director del área, Benjamín Lobos comentó que participa de una red de bromatólogos de varios municipios en los que se constató que el audio ya había circulado hace un tiempo.

Lobos precisó que el área cuenta con seis inspectores y dos administrativos que también cumplen con los controles de los camiones en La Portada. "Es un área muy movida por eso trato de trabajar mucho con la prevención. El inspector llega a los lugares y en el trato cotidiano va hablando en los comercios, sobre cómo se acopia, si está bien estibado, si está alejado del piso o separado de las paredes. Se va conversando siempre. La cadena de frío además viene con un certificado desde el camión".

Lobos explicó que "En general con La Anónima venimos haciendo un trabajo muy interesante y al ser una empresa tan grande las multas que se pagan por problemas bromatológicos son muy grandes y en la balanza no les conviene tener este tipo de problemas".

En relación a la producción de pollos, Lobos señaló que "también hay mucha mística en relación al pollo, esto de que está hiperalimentado o que le inyectan hormonas. Respecto a las producciones hay variables, pero está bueno aclarar que los pollos no están inyectados con hormonas porque no les conviene económicamente a los productores. La manera en que llegan al peso de faena en dos meses es por selección genética. Eso está bueno aclararlo, la última vez que se inyectaron hormonas fue en los años ´40 en Francia y eso generó varios casos de bocio, que es una inflamación del cuello por tiroides y fue prohibido terminantemente".

"Esto no quita que la industria del pollo sea bastante cruel en términos de bienestar animal y que la alimentación de los pollos está aumentada al máximo en sus condiciones de comodidad para que ese pollo solo se dedique a comer. Ahí queda en la moral de cada uno lo que elige o no consumir. Si no estamos de acuerdo con esto les recomiendo que si no les gusta algo, generen por ejemplo una granja o un invernáculo en el patio de la casa".