La mamá del Soldado Austin y un reencuentro sanador
Celinda Espinosa volvió a Malvinas. Ya no iba a buscar entre cruces anónimas una señal de su hijo. El soldado Austin ahora tiene nombre y apellido. #EntrevistaEQS
Por Milagros Nores
Celinda Espinosa, la mamá del soldado Ricardo Andrés Austin caído en Malvinas, dice que ahora vive en paz. El 10 de noviembre recibirá en Tecka la placa que custodió el descanso de su hijo durante 35 años, cuando sus restos eran anónimos.
Este año, gracias a un análisis de ADN que realizaron peritos forenses con apoyo de la Cruz Roja Internacional, aquella placa del "Soldado argentino conocido solo por Dios" pasó a tener nombre y apellido en el Cementerio de Darwin -más precisamente en el muro Oeste, placa 2, línea 13- honrando la tierra en la que peleó por su país con tan solo 18 años en lo que fue la Defensa de Darwin, en el combate Pradera del ganso.
Una placa definitiva, que pone nombre y apellido al dolor de su familia, pero también pone fin a la angustia de no saber a qué cruz llorar. Así fue durante años la realidad de Celinda, su mamá. En cada uno de sus tres viajes a Malvinas, se enfrentaba siempre al mismo mar de cruces mudas. Por allí estaba Andrés, pero había que llorarlos a todos juntos.
Hace muy poco, supo que la placa definitiva estaba en su lugar y llegó el momento del reencuentro. Lo que sintió aquel día solo lo sabe ella y los otros familiares que pudieron llorar y abrazarse por primera vez a los restos de sus seres queridos.
De este modo, Ricardo Andrés Austin, soldadito de Tecka cuyo destino trágico se selló en poco más de tres meses, se transformó así en uno de los 101 soldados identificados de Malvinas. Solo restan once para saldar la deuda y la memoria de los combatientes caídos en la Guerra de Malvinas.
La iniciativa que posibilitó identificar con un examen de ADN los restos de los soldados anónimos caídos en Malvinas fue impulsada por un veterano de guerra, Julio Aro y el cantante Roger Waters. "Esas placas fueron traídas al continente por intermedio de Aeropuertos Argentina 2000 a la Comisión de los familiares caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur" comentó Jorge Fernández, Presidente del Centro de Veteranos de Malvinas de Esquel y NO.
Apenas supo la noticia de que estaban repatriando las placas, Jorge intervino para lograr que enviaran la de Celinda, que será entregada el 10 de noviembre en un acto junto al monumento al Soldado Austin, en Tecka.
"Va a ser un acto grande -anuncia Jorge con orgullo- Vamos a dar una conferencia de prensa, queremos que esté la banda del regimiento y habrá una cena con familiares del soldado".
"Las madres de los soldados nunca piden nada. Ellas reciben una visita de alguien que les dice que sus hijos murieron en la guerra. Y esperan tranquilas, hasta que son reconocidos los restos de sus hijos" destaca Fernández.
EQSnotas pudo conversar unos minutos con Celinda sobre este nuevo presente de certezas y esta placa que llega como un premio a años de dolor. Ella responde todo con sencillez y sorprendente calma: "Para mí fue una alegría muy grande. Nunca pensé que la iba a recibir. Sabía que las estaban entregando y me preguntaba adónde tendrían guardada la mía".
Claro. Fueron 35 años de espera...
-¿Cómo se vivió en tu familia que Andrés fuera a la guerra?
-En realidad yo nunca supe que iba a la guerra. Y él tampoco sabía adónde iban. Andrés tenía 18 años cuando lo llamaron en el ´82 al Servicio Militar, que en esa época era obligatorio. Él ya estaba trabajando en el campo de peón rural cuando lo llamaron. Le tocó el Regimiento de Infantería de Sarmiento. Se fue en febrero, y a fines de marzo ya estaban viajando a Malvinas"
-Entonces se fue a Malvinas sin ninguna preparación militar...
-Sí. Es tremendo lo que hicieron con esos pobres chicos. A los 18 años no estaban preparados. Si no sabían ni cómo manejar un arma.
-¿Cómo fueron sus comunicaciones con vos?
-Recibí muy pocas informaciones. Y me costó mucho después tener datos de él. Me avisó que les dijeron que tenían que preparar el mono y que se iban, pero no les decían adónde. A ellos les tocó viajar sin destino.
Después así, por radio cada tanto escuchábamos unas pocas informaciones desde Tecka. Las pocas cartas que me escribió me decía que ya estaba pasando algo pero él no me podía contar.
A lo último recibí una carta donde me decía que estaba orgulloso de estar defendiendo la patria. Falleció en combate el 28 de mayo.
-Fue todo en tres, cuatro meses...
-Si. Fui varias veces al correo a ver si me mandaban algo. Fue bastante duro lo que pasamos. Uno como mamá sin saber qué pasa. Hasta que recibí esa carta. Fue en julio, no me acuerdo bien el día. Me mandaron una notificación del regimiento de Sarmiento. El jefe me decía que había caído en combate, luchando heroicamente.
-¿Estás en contacto con los chicos que combatieron con él?
-Sí. Conozco a varios. Tengo comunicación con los veteranos y me encuentro con ellos en los actos. Voy todos los años a Sarmiento, cada 28 de mayo.
El dolor la hizo más sabia a Celinda. Ella sabe que su hijo ahora está más cerca. En Tecka ya es un héroe y cada vez que sale a la calle pasa por el monumento en su honor. Allí recibirá su placa. Un cierre simbólico después de 35 años de espera.
Feliz día de la madre, Celinda!