119 años y contando: Esquel, entre la memoria y el futuro
La ciudad que crece entre montañas y sueños hoy cumple años. Desde el hito del telégrafo, la llegada del ferrocarril hasta el "NO a la Mina", la historia de un pueblo que decidió su camino.
Este valle extenso, poblado de mallines y arbustos espinosos, surcado por el Arroyo Esquel y custodiado por los cerros Nahuel Pan, La Cruz, La Zeta, Cerro La Hoya y Cerro 21, ha sido testigo de innumerables historias.
Desde tiempos ancestrales, los tehuelches y mapuches recorrieron estas tierras, seguidos por galeses que se aventuraron al noreste de la Colonia 16 de Octubre. Más adelante españoles, italianos, sirio-libaneses y otras colectividades enriquecieron la identidad cultural de esta ciudad cordillerana hasta nuestros días.
El nombre Esquel es herencia de aquellas lejanas voces tehuelches, que se referían a este valle fértil como "Esket" o "Esgel", términos que pueden traducirse como "abrojal" o "tembladeral". Ambas acepciones siguen vigentes en la memoria colectiva.
Hace 119 años, un hito marcó el relato fundacional de la ciudad. El 25 de febrero de 1906, Medardo Morelli realizó la primera transmisión telegráfica desde el centro de comunicaciones instalado durante una expedición para la extensión de la línea ferroviaria. Desde entonces, Esquel se consolidó como un punto de referencia en la Patagonia, creciendo de la mano de otros hitos significativos.
La creación del Parque Nacional Los Alerces en 1937 marcó un compromiso con la preservación de la naturaleza.
En 1945, la llegada del Viejo Expreso Patagónico, "La Trochita", afianzó el vínculo de Esquel con el resto de la región, mientras que en 1974, el Centro de Deportes Invernales La Hoya convirtió a la ciudad en un destino para los amantes de la nieve.
Sin embargo, uno de los momentos más trascendentales de su historia se dio en 2003, cuando el pueblo de Esquel protagonizó un hecho inédito en Argentina. A través de una consulta popular, el 81% de la población votó en contra de la instalación de una mina de oro. Fue la primera consulta de este tipo en el país y la segunda en toda Latinoamérica, consolidando a Esquel como un ejemplo de conciencia ambiental y participación ciudadana.
Hoy, 119 años después, sus calles se llenan de colores y emociones.
Centenares de personas, colectividades y organizaciones desfilan para celebrar una ciudad que sigue debatiendo su destino entre el desarrollo turístico y la conservación de su esencia tranquila.
Pero si algo ha demostrado Esquel a lo largo de su historia es que, sin importar las encrucijadas, siempre ha tenido los brazos abiertos para recibir a quienes eligen estas tierras como su hogar definitivo.